lunes, 24 de septiembre de 2007

Después de un tiempo,
Uno aprende la sutil diferencia
Entre sostener una mano
y encadenar un alma,
y uno aprende
que el amor no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender...
que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos
y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes...
y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo
Uno aprende que si es demasiado,
Hasta el calorcito del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
Y decora su propia alma,
En lugar de esperar que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente puede aguantar,
Que uno realmente es fuerte,
Que uno realmente vale,
Y uno aprende y aprende,
Y con cada día uno aprende.

Este es un poema de esos que corren por internet, a mi me lo hizo llegar Nora desde Argentina, y me gustó porque enlaza con creencias propias y toca diversos temas. Lo he trabajado con personas en terapia y lo más curioso es que a cada uno le deja enganchado una parte concreta del poema, que en algunos casos no resultó el motivo de acudir a terapia, lo cual dio lugar a un trabajo más interesante.