jueves, 15 de mayo de 2008

Drexler

Hoy ha sido un día especial, muy especial para mi, y en muchos de los buenos momentos no podía dejar de tararear esta gran canción de Jorge Drexler. La filosofía que describe en esta canción es muy mía y de muchos de los que me rodean, supongo que por eso estoy pudiendo disfrutar este buen momento.
Gracias a todos los que me habéis dado vuestras muestras de cariño, apoyo e incondicionalidad, siempre estaré en deuda moral y emocional, no es una deuda dolorosa, es gratificantemente vinculante, pero no creo que pueda estar a la altura.
Humildemente, Gracias.

Todo se transforma

Tu beso se hizo calor,
luego el calor, movimiento,
luego gota de sudor
que se hizo vapor, luego viento
que en un rincón de La Rioja
movió el aspa de un molino
mientras se pisaba el vino
que bebió tu boca roja.

Tu boca roja en la mía,
la copa que gira en mi mano,
y mientras el vino caía
supe que de algún lejano
rincón de otra galaxia,
el amor que me darías,
transformado, volvería
un día a darte las gracias.

Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.

El vino que pagué yo,
con aquel euro italiano
que había estado en un vagón
antes de estar en mi mano,
y antes de eso en Torino,
y antes de Torino, en Prato,
donde hicieron mi zapato
sobre el que caería el vino.

Zapato que en unas horas
buscaré bajo tu cama
con las luces de la aurora,
junto a tus sandalias planas
que compraste aquella vez
en Salvador de Bahía,
donde a otro diste el amor
que hoy yo te devolvería......

Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.