lunes, 1 de diciembre de 2008

¿Cómo recibir malas noticias?

Es curioso como funcionan las cosas en el mundo, sobre todo en el mundo de la salud, de nuestra salud, porque, ahora los médicos (doctores en medicina) son exclusivamente expertos en diagnóstico y prescripción de medicamentos, y como diría House, "los enfermos son la parte molesta del trabajo".
Tengamos en cuenta que uno no va al médico por gusto, no es algo que hagamos alegremente, salvo los que padecen síndrome de Munchausen y algunos hipocondríacos, por lo que los niveles de ansiedad que padecemos cuando afrontamos una visita con el médico son más elevados de lo normal, y más todavía si existe un posible diagnóstico fatalista de por medio.
Pero, como dicen algunos de estos especialistas en medicina, "yo no tengo que lidiar con las angustias de los enfermos, sobre todo si ellos no saben gestionarlas", "que se encarguen los psiquiatras de ellos", "Yo he estudiado para luchar contra la enfermedad, no para dar cleenex a nadie", y un largo etc. Luego, llega gente a la consulta de los psicólogos y te dice cosas como "el médico me ha dicho que no me pasa nada, que vaya al psicólogo". Vamos, que somos especialistas "en nada".
En los últimos años un grupo de profesionales de la medicina se ha dado cuenta de lo importante que es el estado emocional de la persona en el proceso de afrontamiento de la enfermedad, y con ello no quieren decir que se tenga que estar contento de padecerla, sino que ha de ser consciente y poder confiar en sí mismo, y para ello hay que saber comunicar las malas noticias.
Lamentablemente es un grupo de Profesionales reducido y disperso en un mar de especialistas del diagnóstico, que además son poco productivos, ya que no investigan ni recetan tanto como los demás, con gran perjuicio de la Industria Farmaceútica. Si sus libros recibiesen un mejor trato editorial y el público en general los leyese, las cosas cambiarían mucho, tal vez demasiado.
Considerando todo esto deberíamos cambiar nuestra actitud como usuarios del sistema médico y realizar algún tipo de preparación para saber reaccionar ante una situación de afrontar una posible mala noticia.
Todos queremos creer que sabremos cómo reaccionar, pero eso es una fantasía, y lo más habitual es caer en un estado de shock que nos deja fuera de juego, en manos de los demás, que en el caso de que sean competentes no hay problema, pero lo triste es que es en este tipo de situaciones donde se dan más casos de yatrogenia.
Me gustaría abrir un debate público (con las limitaciones propias del blog) en el que se pueda compartir ideas, opiniones, experiencias buenas y malas al respecto... para que al menos unos pocos nos empecemos a cuestionar las cosas y abrir posibilidades de cara a nuestro futuro.