viernes, 27 de marzo de 2009

La navaja de Occam

Una de las principales "habilidades" del ser humano es complicar las cosas sencillas, realizando aquello que desaconsejaba Voltaire "No que hacer de lo mejor enemigo de lo bueno".
Por ello, cuando tenemos un abanico de posibilidades, tendemos a complicarnos la existencia valorándolas todas según un mismo rasero de objetividad, ya que nuestra intención es acertar con seguridad, con el 100% de seguridad.
Esta forma de pensar nos lleva a realizar esfuerzos físicos, cognitivos y emocionales para intentar conseguir el control de un porcentaje de variabilidad muy pequeño. En estadística se habla de "márgenes de confianza", que es el porcentaje de error que se admite para valorar unos resultados como ciertos.
En filosofía se habla de "la navaja de Occam". Guillermo de Ockham postuló que "en igualdad de condiciones, la solución más sencilla es probablemente la correcta", expresando con palabras lo que millones de personas aplicaban en sus vidas sin estudiar nada de filosofía.
Pero claro, eso supone que cada persona tiene la capacidad de tomar decisiones sobre su vida, y por tanto de aceptar las consecuencias... y muchos no fueron a clase el día que explicaban esto.