martes, 2 de junio de 2009

Cómo ascender en una organización (jerárquica y rigida)

Hay dos tipos de personas, los que creen que las cosas se consiguen con esfuerzo y sacrificio y aquellos que saben que las cosas se consiguen por "otras vías secundarias y adyacentes".
Los del primer tipo son, por lo general, personas honestas, trabajadoras, abnegadas, sacrificadas, que van de cara y habitualmente saben lo que quieren, diseñan estrategias sencillas que se basan en su esfuerzo y dedicación. Lamentablemente en pocos casos ascienden hasta servir de ejemplo para los demás, y sobre todo, para las nuevas generaciones. Por suerte algunos lo consiguen, todos conocemos gente así, y deberíamos valorarlos más de lo que lo hacemos.
Los del segundo grupo fijan más sus esfuerzos en manejar las relaciones sociales y moverlas a su antojo, en función de sus intereses, buscando puntos en común que les permita posicionarse mejor que los demás, y sobre todo juegan a ganarse favores, por lo general oscuros, que el resto no conozca, ya que la información es poder.
Curiosamente las organizaciones basadas en la jerarquía están llenas de gente que pertenece a este segundo grupo, que en muchos casos no son para nada mejores que los demás (en el mejor de los casos, ya que casi siempre son mucho peores que el resto), y que casi nadie de los que pertenecen al primer grupo entienden como han llegado a donde han llegado.
Se les conoce como PETERS, ya que se les puede aplicar el famoso "Principio de incompetencia de Peter".
Por que el incompetente lo es por mérito suyo y por deméritos de quien lo nombra, ya que él sólo aprovecha una oportunidad que otros deciden darle por motivos de difícil justificación.
Uno de los mejores ejemplos que se han escrito sobre cómo ascender en una organización jerárquica y llegar a ser un Peter es de un libro que es todo un compendio de psicología social aplicada, Tom Sawyer, de Mark Twain. En uno de los primeros episodios, explica como el reverendo, para motivar a los niños del pueblo a que se aprendan la Biblia, ha instaurado un sistema de vales de diferentes colores, y cuando se consigue un vale rojo, te regala una Biblia delante de toda la congregación. El sistema es piramidal, diez vales verdes equivalen a un vale azul, diez azules a uno amarillo y diez amarillos a un rojo. De esta manera, quien obtiene el premio ha debido memorizar unos 1000 pasajes. Tom Sawyer, que no tiene ningún interés en aprenderse los pasajes de la Biblia, y con un puñado de vales verdes, unas canicas, y favores que le deben, va consiguiendo vales de mayor valor, sin que llegue a ser uno rojo, pero por fortuna hay una visita de "alta graduación eclesiástica" y el reverendo quiere demostrar sus avances con los niños, por lo que decide recompensar al que tenga más vales... Su sorpresa es mayúscula cuando quien se levanta es Tom, del que sabe perfectamente que es un perfecto zoquete y un vago. La escena ridícula que se produce después la dejo para aquellos que decidan leerse, o releerse, este genial libro.