martes, 6 de octubre de 2009

El peor regalo

- Hace unos días que me siento incómoda. intranquila, a disgusto... ¿Has visto cómo he conseguido especificar cómo me siento?
- Sí. Felicidades. Seguro que eso hace que te sientas menos incómoda de lo que te podrías sentir. ¿Qué te ha alterado?
- La verdad es que no lo entiendo porque me parece una tontería. Parece como que yo me haya provocado este estado de agitación a partir de recibir una buena noticia. Me han dicho que me van a ascender dentro de unos meses.
- Felicidades. Entiendo que se trata de dificultades en la gestión de la euforia..
- No, creo que no. Mira, me siento a punto de explotar, y encima, como no puedo decírselo a nadie...
- ¿Perdón? ¿No puedes decírselo a nadie? ¿Se trata de un secreto?
- Sí. Me lo han dicho para que me vaya haciendo a la idea pero que no se lo podía decir a nadie de mi equipo para evitar malosentendidos y que se desmoralizasen.
- Jóder, qué considerados son en tu empresa. Esto concreta mucho tu problema. Te han regalado un secreto.
- No. Me han concedido un ascenso. El secreto es colateral.
- Ni de coña. El ascenso te lo concederán dentro de tres meses y ahora te han regalado un secreto, que siempre es un regalo que complica las cosas al que lo recibe.
- ¿Por qué?
- Un secreto es uno de los peores regalos que te pueden hacer, si no el peor, ya que siempre implica emociones contradictorias.
- Supongo que te refieres al hecho que te sientes especial, pero que no lo puedes compartir. No puedo compartir mi alegría. Y si fuese un secreto triste, no podría compartir mi tristeza... ¿Los secretos siempre generan incomunicación?
- Creo que sí. Siempre se posiciona como una barrera entre tú y los demás. Dejas de vivir el aquí y ahora para vivir el evitar desvelar el secreto. Se podría decir que no eres tú quien tiene un secreto, es el secreot quien te tiene a ti.
- Sería una forma de no ser auténtica, ¿no?
- Creo que podría decirse así.