miércoles, 1 de diciembre de 2010

Hipotesis circulares

La mayor parte de nosotros nos movemos por el mundo procesando la información según el módelo clásico de causa efecto. Esto es, sucede A y causa B. Acción y reacción. Y no es un mal modelo, pero sí que resulta un poco limitado para analizar y sobre todo para gestionar de manera eficiente determinadas situaciones, sobre todo las sociales.

Guiarnos por un análisis causa-efecto provoca análisis emocionales muy simplistas, en la mayoría de casos muy centrados en una única posibilidad y sobre todo, muy autocomplacientes, ya que es un procesamiento que sólo busca una determinada confirmación, y cuando la encuentra concluye toda nueva posibilidad.

Un ejemplo clásico de pensamiento causa efecto es el que se da en los laboratorios de psicología conductista. Se enseña a una rata a apretar una palanca y cuando lo hace se le recompensa dándole una bolita de queso. Cuando la rata aprende a apretar la palanca para obtener su recompensa, se dice que la rata está condicionada.

Los teóricos de la comunicación humana, Haley, Bateson, Watzlawick y muchos más, postulan, entre otras muchas cosas, la necesidad de un procesamiento cognitivo de la realidad que sea más circular y menos lineal, esto es, que busque interrelaciones entre las causas y los efectos, que encuentre las diferentes influencias que provocan una reacción y cómo esta reacción provoca nuevas causas.

En el ejemplo de la rata que he explicado antes, los teóricos de la comunicación se rieron de los investigadores con un chiste gráfico, en el que se puede ver a dos rats hablando ante una palanca y una le dice a la otra "Mira, he condicionado ha ese investigador. Cada vez que aprieto esta palanca él ha aprendido que me ha de dar una bolita de queso.

Esta forma de pensar genera hipotesis circulares, que resultan mucho más complejas pero que otorgan muchas posibilidades de análisis y de cambio. Por este motivo tuvo un rápido arraigo en la terapia familiar sistémica.

Unos de los ejemplos más claros es el que da Salvador Minuchin en sus primeras visitas, cuando la familia acude a terapia señalando qué miembro de la familia es el que tiene un problema, y él contesta que eso se verá al final de la sesión. Lo curioso es que él consigue que la familia se dé cuenta de qué están haciendo para que ese miembro de la familia tenga un problema o, si ese problema tiene una función en la familia o que no es unproblema, es una vitud y los que tienen un problema son ellos.

Podría poner infinidad de ejemplos, pero ninguno podrá superar aquellos que vosotros veáis en vuestro alrededor.