lunes, 17 de octubre de 2011

La importancia de los monstruos...

Los cuentos de hadas son necesarios, no tanto porque nos explican que los monstruos no existen, sino porque nos dan a entender que siempre hay una manera sana de acabar con ellos. Y claro, es muy importante para un niño escuchar decir a su padre, que es su principal referente ante la incertidumbre y el caos de la realidad a la que se enfrenta, que se puede derrotar a los monstruos. Y más i este padre predica con el ejemplo.
Si queremos construir un mundo para nuestros hijos basado en la fantasía de que los monstruos no existen, nos estaremos equivocando, ya que los monstruos que existen no son aquellos que nosotros tememos o que nosotros no hemos sido capaces de derrotar, los que existen son los que nuestros hijos sean capaces de temer.
El miedo es una emoción que viene en nuestro equipamiento de serie y hemos de enseñar a vivirla de una manera sana, ya que sólo así conseguiremos que guíe nuestro comportamiento y nuestras decisiones de una manera coherente.
Curiosamente uno de los miedos menos valorados es el miedo al fracaso, el miedo a la decepción. Y digo que es curioso porque es un miedo que nace de la experiencia del que ha fracasado de manera sana, permitiendo construir una estrategia adecuada para conseguir nuestro objetivo. Y cuando este objetivo se relaciona con monstruos lo que nos interesa es que el miedo nos ponga en movimiento alejándonos de la cobardía y no frene para no caer en la temeridad. Si no tengo miedo al fracaso el principal peligro que tendré que afrontar es caer en la temeridad, y hay que ser muy valiente para no ser temerario.
Tal vez uno aprende, con el tiempo, con la experiencia y con los fracasos, que lo importante no es evitar a cualquier precio que nuestros hijos se frustren. No. Lo importante es que cuando se frustren tengan un referente seguro al que acudir y que les ayude en la construcción de estrategias de aprendizaje, pero sobre todo, que les ayude a interpretar su fracaso, su decepción. Con el tiempo uno aprende que hay que enseñar a aprender.
Los cuentos de hadas, y los de monstruos también, son básicamente una descripción de las conductas y de las actitudes de un valiente que no se esconde. Y es responsabilidad nuestra, de los adultos, contextualizar la historia para que los niños la puedan interpretar y comprender, adaptándola a su realidad inmediata, que es la que tienen que enfrentar y manipular cada día.