jueves, 3 de noviembre de 2011

Motivos desencadenantes

Un día te das cuenta que no eres feliz, que todo aquello por lo que has luchado durante ños ya no te llena. Y entonces, eres consciente de lo terriblemente vacío que te sientes.Pero, ¿cómo puedes destruir todo aquello por lo que has luchado y hasta hace poco considerabas imprescindible?
No encontré la solución. No despejé la incógnita. De forma que busqué un plan B. Pero al poco tiempo descubrí que las historias alternativas ni me llenaban ni me hacían sentir bien, pero durante un tiempo resultaron ser apósitos que me calmaron razonablemente la herida. Pero seguía viviendo el vacío intensamente. Yo me esforzaba por sentirme bien, para que mi famiia no lo notase, pero YO no lo dejaba de notar. Parece ser que fui bastante bueno como para que todo el mundo me creyera, pero no para creerme a mi mismo.
Este fin de semana ha llegado la crisis. Mi abuelo ha muerto. Mi abuela estuvo con él en todo momento, ya que quiso compartir los últimos momentos que le quedaban.
Cuando hable con ella en el entierro le dije que la veía tranquila, sosegada, ¿en paz? Ella me explicó que estuvieron hablando y que mi abuelo le dijo que no tenía miedo, que había tenido una vida llena de alegrías y que estaba satisfecho. "¡Qué bien nos lo hemos pasado juntos! ¿Eh?" fue una de las últimas cosas que le dijo.
Eso me hizo polvo tío. De golpe me dí cuenta del sentido de mi vacío. ¡Yo no se lo puedo decir ni de coña a mi mujer.No disfruto con ella. No me lo paso bien, y estoy seguro de que ella tampoco se lo pasa bien, pero parece que ella se conforma con menos.
Cuando llegamos a casa le dije cómo me sentía, cómo creía que estaban yendo las cosas durante los últimos años y que lo mejor es que nos separemos. Creo que nos merecemos ser felices, juntos, separados, pero felices y tampoco quiero que mis hijas aprendn a vivir con este vacío dentro porque nos han visto así a nosotros. Eso sería desperdiciar el ejemplo que nos han dado mis abuelos.