lunes, 20 de febrero de 2012

Regalo socrático (para un mal presocrático)

- Decía Lewin que no hay nada más práctico que una buena teoría, pero en mi opinión sí que hay algo más práctico: tener varias teorías. Y la mejor manera se conseguirlas es preguntando a los demás qué teorías tienen.
- Eso si te las quieren explicar...
- Bueno, eso ya no es un problema del que me tenga que hacer cargo yo. Si alguien no quiere compartir su forma de ver el mundo, no se le puede obligar. Pero siempre le podremos preguntar....
- Eso suena muy socrático...
- Sí. Creo que las cosas esenciales se saben desde hace muchos años. Es sencillo, si tú preguntas le estás dando una oportunidad, un regalo, a los demás.
- Pero hay gente que lo rechaza.
- Te contestaré lo mismo que antes: ese no es mi problema. Un regalo es un placer de quien lo da, no un mérito de quien lo recibe. Yo intento hacer las cosas con el máximo placer posible. El mérito lo dejo para los demás, o al menos intento hacerlo...
- ¿No estás libre de pecado?
- No, y no conozco a nadie que lo esté, y si te he de ser sincero, no está entre mis aspiraciones personales llegar a ser una excepción. Si no me equivoco, no aprendo. Podemos escoger cómo aceptamos aquello que nos llega, si lo hacemos de manera defensiva aprenderemos poco. Pongamos como ejemplo la familia de Marc (persona que acaba de salir de la sesión de terapia) en estos momentos tienen una oportunidad única, pueden aprender a vivir de otra manera, pero para ello tendrán que superar sus miedos. Y para eso necesitan alguien que les dé seguridad.
- ¿Marc?
- ¿Se te ocurre alguien mejor? Es uno de ellos, y eso facilita que en el caso de que se atrevan a moverse un poco vean que sus intenciones son sanas. Seguramente estarán menos a la defensiva.
- ¿Sus intenciones?
- Las personas intentamos deducir las intenciones de los demás a través de sus conductas, de manera que si Marc se muestra firme y tranquilo ellos acabarán confiando en él. Si pierde los nervios su familia se agarrará  a ese hecho para desprestigiarle.
- No sólo es importante lo que dices si no también cómo lo dices.
- Sí, incluso en muchas ocasiones es más importante cómo dices las cosas que el contenido. Un ejemplo claro es el de los políticos, hablan bien pero no dicen casi nada interesante o significativo.
- Eso suena presocrático.
- Exacto. Realmente está todo inventado. Sólo nos queda saber si Marc y su familia deciden pasar del modelo presocrático al socrático.
- ¿Y si no lo hacen?
- Entonces la terapia no funcionará.