lunes, 27 de agosto de 2012

El por qué de su conducta

¿Por qué lo ha hecho?

- ¿Y por qué no lo iba a hacer?

- Porque me hace daño
- ¿Y?
- ¿No se da cuenta?
- Parece ser que no, ¿Debería?
- De eso se trata, ¿No? No hacer daño a quien más amas...
- Bueno, eso deberías preguntárselo.
- Sería  perder el tiempo, no contesta a mis preguntas, dice que mi actitud es inquisitorial y que no se someterá a ningún tercer grado. ¡Yo necesito saber por qué lo hace si dice que me quiere! ¿No puedes decírmelo tú?
- Poder, podría. Lo que no tengo claro es que deba decírtelo.
- ¿Por qué?
- Porque deberías saberlo tú, o descubrirlo, para así aprender.
- Pero no puedo. Por más vueltas que le doy no entiendo por qué hace lo que hace, yo sólo intento que tengamos la vida más fácil posible, intento que sea feliz, que disfrute...
- Curioso, parece que los dos buscáis lo mismo, pero sólo te quejas tú.
- ¡Joder! Es que lo estoy pasando mal. ¿Por qué me hace daño si tiene todas las posibilidades del mundo para hacer lo que quiera?
- Tal vez ese sea el problema, que tú le das todas las posibilidades.
- ¿Qué quieres decir? ¿Qué posibilidades no he de darle?
- Las que no te convengan, ¿No te parece?
- ¿Me intentas decir que me hace daño porque puede?
- ¿No te parece la respuesta más evidente? 
- Ya. Pero eso implicaría que...
- ¿Si?
- ... que el puede porque yo se lo permito...