martes, 9 de octubre de 2012

Análisis de una recaída

       "Adicción es todo aquello que te acorta la vida mientras te la hace parecer mejor de lo que realmente es"
"Formas parte de la solución, formas parte del problema o formas parte del paisaje. Tú decides"

Adicciones hay de muchos tipos, según el prejuicio con el que las estudiemos, pero todas tienen el mismo objetivo, hacernos creer que la vida es mejor de lo que realmente sabemos que es. Nos dan un pequeño oasis de tranquilidad en medio del sufrimiento que queremos evitar. Pero todos sabemos que quien vive en un oasis tiene una percepción muy limitada del mundo y de sus propias posibilidades.
Cuando decidimos poner fin a una adicción que nos está haciendo verdadero daño existe el peligro de que haya recaídas. Este peligro asusta, pero tiene asociadas algunas posibilidades. Estaremos de acuerdo en que las recaídas son peligrosas en sí mismas, pero es mucho más peligroso el análisis que hagamos de ella, ya que no verlas como una parte importante del proceso debido a la información que nos aporta sobre nosotros mismos y de cómo podemos mejorar el proceso, dificulta nuestra salida del agujero de la adicción. 
Pongamos un ejemplo y para ello nada mejor que nuestra amiga Samantha (de Sexo en Nueva York):
Las recaídas son un proceso elaborado mucho antes de su consumación. Por lo general, antes tiene que haber un estado de decepción después del subidón de haber conseguido superar las primeras fases de la dependencia. En este fragmento podemos ver como Samantha comienza a notar las "carencias" de su nueva pareja, aquello que no le gusta.

 Ella no lo sabe, pero en este momento está ante una gran oportunidad, puesto que las relaciones de pareja sanas nacen de la decepción de comprobar que la persona amada no se corresponde con la fantasía que habíamos creído. Pero de momento Samantha está frustrada, y la falta de experiencia en gestión de frustraciones le llevará a hacer lo que siempre ha hecho. En este caso, volver a contactar con Richard.

Decía Oscar Wilde que la mejor manera de evitar una tentación es caer en ella, pero si además podemos contrastarla tentación con lo que nos frustra, la tentación se hace más evidente y más deseable. En este caso se puede concluir que Samantha prefiere lo malo conocido a lo malo (o no tan bueno) por conocer. Lo que ella no sabe es que si su pareja no puede competir con Richard  no es por incompetencia de este, es porque él no quiere jugar. Como buen adicto rehabilitado conoce sus límites y permite que Samantha explore los suyos.

La consumación de la recaída es muy dolorosa, por lo general es un momento de mucha soledad emocional, en la que el adicto descubre de forma muy íntima que aquello que antes le hacía parecer la vida mejor de lo que realmente era, ahora ya no funciona, y además, la sensación de haber perdido algo potencialmente bueno es desolador. 

Y sí, es cierto que en muchos casos no se disfruta de la recaída, generalmente porque descubre lo que ha perdido. Esa consciencia genera dolor, y el dolor emocional no suele ser compatible con el placer. La mayor tragedia de cualquier recaída es que no se pueda hacer ningún aprendizaje de ella. En este caso, se puede hacer ese aprendizaje porque la pareja lo permite, no la culpa, la apoya, pero Samantha decide aprovechar la oportunidad a través de la humildad consigue canalizar la culpa y la vergüenza.

¿Podríamos decir que Richard ha desaparecido para siempre de la vida de Samantha? No, pero sí que podemos decir que es un poco más difícil que vuelva a ocurrir, y que además, ha aprendido algo de sí misma y de lo que quiere ser.