lunes, 16 de mayo de 2016

El autofoco perceptual (by César Martín)

Es un placer compartir reflexiones de otras personas, especialmente cuando estas reflexiones han surgido en los comentarios de alguna entrada de este blog.

Gracias César, los que vamos a disfrutar de tu entrada, te saludamos!!!

El autofoco (autofocus en inglés) es un automatismo muy generalizado en cámaras fotográficas, pudiéndose habilitar o deshabilitar a merced del usuario en determinados modelos. Este sistema permite que el usuario no tenga que preocuparse de enfocar. Dicho de otro modo, toma parte del control de la percepción de aquello que vemos.
¿Qué puede pasar si aquello en lo que creemos no es tan veraz como aparentemente parece serlo?
Malos enfoques producirán malas percepciones. Si tenemos malas percepciones estas pueden influenciar las realidades.



Me refiero a creencias y percepciones, y dar siempre por hecho algo que creemos.
El "autofocus" es un mecanismo que se guía por lo primero que encuentra, siendo poco preciso en determinadas situaciones, obstáculos lejanos o cercanos, geometrías confusas, falta de luz, etc; distorsionando en determinados casos la percepción de las cosas que vemos. Un ejemplo típico sería cuando nuestro protagonista está situado en medio de dos planos, el autofoco se puede desplazar demasiado al fondo del plano o bien enfocar demasiado el primer plano, obteniendo como resultado un protagonista borroso.
Estamos tan acostumbrados a este modo, que no nos cuestionamos en enfocar las cosas en modo manual, tenemos la creencia, que este mecanismo siempre nos transmite lo veraz, lo damos por hecho, y nos despreocupamos en situaciones que debe ser imprescindible enfocar las cosas manualmente. No obstante, existen situaciones en el que es totalmente imprescindible, cuando tenemos prisa por ejemplo, pero no por eso debemos confiar en él, en todas las situaciones.
La percepción de las cosas varía si no hacemos un enfoque ideal de aquello que observamos.
Un enfoque manual nos permite romper esa barrera y poner en duda ese mecanismo automático, permitiéndonos explorar enfoques precisos desde cualquier punto de vista de la escena, aquel punto que nuestra propia voluntad elija resaltar y enfatizar.
Igual que las cámara fotográficas, metafóricamente tenemos un autofocus mental y otro manual. Diversas maneras de ver realidades en función de como percibimos la información, y de como la procesamos y sentimos.
En un modo autofocus es más fácil que las realidades nos coincidan con las realidades de los demás, si los demás también están en modo autofocus. Ambas fotografías presentarán enfoques y desenfoques en las mismas áreas de la escena, habiendo enfocado todas en la misma dirección y habiendo incidido la luz en el mismo punto del foco.
En cambio en modo manual las cosas pueden cambiar, aún habiendo enfocando también en la misma dirección, aquí la luz habrá incidido en un punto diferente del foco, aquel en el que nuestra voluntad se haya encaprichado. Quizás descubramos cosas nuevas. Este seguirá siendo también una realidad, nuestra propia manera de ver o enfocar las cosas.
Creo que es muy importante no?
Me refiero a poner en duda las cosas, experimentar, pensar, probar si lo que nos están contando, lo que nos están vendiendo, lo que estamos viendo y creyendo es cierto o no, o si ambas son ciertas pero con diferentes matices. Y no dar como cierto siempre las cosas que creemos con el autofocus.

Es una cuestión de enfoque.

Si deseáis leer la entrada que generó esta reflexión, podéis hacerlo aquí.