domingo, 12 de febrero de 2017

Sobre la valentía, la temeridad y la cobardía

Cuando trabajé en el Institut de Seguretat Pública de Catalunya (ISPC) conocí mucha gente interesante y me pasaron cosas que me enseñaron mucho, pero ninguna como la que me aconteció con un bombero en los primeros años que trabajé allí. En la cafetería coincidíamos psicólogos, abogados, bomberos y por supuesto, mossos d'esquadra. Había un pequeño grupo de bomberos con el que tomaba café a menudo, pero que no los conocía por sus nombres, sólo tomábamos café y bromeábamos sobre las anécdotas de los alumnos. Un día, uno de ellos me pidió si podíamos tomar el café a solas ya que deseaba hacerme unas preguntas sobre psicología y si le podía aconsejar. 

Cuando estábamos en una mesa apartados me comentó que estaba muy mal con su pareja, que tenían broncas continuamente y que no encontraban la manera de reconducir la situación. Él sentía que estaba a punto de arrojar la toalla porque la situación se estaba prolongando demasiado. Yo le dije que me dedicaba a buscar soluciones, y que la mejor en su caso era buscar un abogado, por el hastío que me explicaba. Pero él no parecía oírme. 

Me dijo que llevaba más de 15 años con su pareja, que todo había ido muy bien hasta hace un año y medio, y que desde entonces todo habían sido problemas. 

- ¿Qué ocurrió hace un año y medio para que todo cambiase? - Le pregunté.
- Creo que todas las discusiones arrancaron desde que me concedieron la medalla de los cojones.
- ¿Tus problemas de pareja empiezan porque te dieron una medalla? - Imaginad mi sorpresa.- ¿Qué tipo de medalla?

Según me explicó le concedieron una medalla al valor, o como se llamen, porque les llamaron de un incendio en una casa y cuando llegaron se encontraron a una mujer muy angustiada porque que hijo pequeño estaba dentro. Él entró en el edificio y salió con el niño. La madre no sólo se mostró muy agradecida si no que además redactó algún tipo de agradecimiento y se le concedió la medalla.

¿Por qué una medalla al valor (o profesionalidad) pudo llegar a ser el impulsor de una crisis de pareja? Esa pregunta me la llevaba haciendo desde que me lo mencionó, y claro, como no me sé estar callado, se la hice.

- Mi pareja se puso como loca de contenta cuando se lo dije. Quería decírselo a todo el mundo, ¿sabes?
- Normal, ¿no?
- ¿Por qué normal?
- Debía estar orgullosa de ti. No todos los días nos reconocen las cosas buenas que hacemos, y menos con una medalla, ¿no teparece? - A mi me parecía que mi lógica era aplastante.
- Pues yo no estoy orgullos de esa medalla. En absoluto. Así que le dije que nada de ir diciéndolo por ahí, y tampoco a la familia. Esto es algo que debe quedar entre ella y yo. Se lo dije porque a la recogida quedaría muy raro si no aparezco con la pareja, porque si no, ni a ella se lo hubiese dicho.

Le dije que la humildad puede ser un rasgo que, en mi opinión, llevado al extremo puede resultar incomprensible para los demás, y que tal vez debería explicarle a su pareja que él no se sentía cómodo siendo el centro de atención. Para mi era algo extraño, porque en los cafés en los que coincidíamos parecía disfrutar de su participación en las bromas, incluso me pareció muy extravertido...

Finalmente, después de un rato de conversación me dijo que él no era merecedor de esa medalla porque en ningún momento fue valiente. Imaginaos mi sorpresa, Un tipo entra a un edificio, que en mi imaginación estaba en llamas, y sale con un niño vivo, que si no hubiese entrado tal vez hubiese muerto. Cuando le expresé mis dudas me dijo:

- Yo no fui un valiente. Fui un cobarde. Tú no te puedes imaginar el miedo que pasé. No te haces ni idea. Pasé tanto miedo que me mee encima. ¡Ya está! ¡Ya lo he dicho! ¿Te parece que un valiente se mee encima del miedo? ¿Eh?
- Depende - Esta es la respuesta más utilizada por los psicólogos jóvenes, genera sorpresa y permite pensar - Depende de lo que tú consideres que es ser valiente.
- Valiente es lo contrario de cobarde, que es una persona que tiene miedo. - Me contestó a bocajarro.
- Veamos... ¿Una persona valiente no tiene miedo?
- Supongo que algo puede tener, claro.
- Si tiene miedo, aunque sea un poco, no puede ser el contrario, ¿no te parece?
- No sé yo... - por primera vez dudaba desde que comenzamos a conversar.
- Yo no soy bombero, no tengo ni idea de vuestros protocolos de actuación ni de vuestros procedimientos, pero, ¿cómo hubieses entrado en ese edificio si no hubieses tenido miedo?

La respuesta de él fue inmediata, y visualmente muy graciosa:

- Hubiese entrado corriendo, con el hacha en la mano y gritando Geronimo.
- ¿Y qué es lo que probablemente hubiese pasado?
- Me habría matado. En los incendios hay que tener mucho cuidado donde pisas y por donde vas...
- Y si tú te hubieses matado, ¿qué habría pasado con el niño?
- No lo sé. Más riesgo rescatarlo, eso seguro.
- Entonces podríamos concluir que el hecho de tener miedo te dio más posibilidades de salir con vida, ¿no crees?
- Visto así...
- Aristóteles dijo algo así como que la valentía es la dorada mediocridad que se sitúa entre la cobardía y la temeridad. Creo que los bomberos no han de ser temerarios, ¿no?
- Claro que no.
- Pues creo que le debes una disculpa a tu pareja...

La verdad es que no me volvió a mencionar el tema en los pocos cafés que tomamos juntos ese curso. A mi me cambiaron horarios poco después y creo que a él lo trasladaron a otro sitio. Pero en las pocas veces que lo vi siempre presté atención a un detalle: siguió llevando su anillo de boda en la mano. Tal vez tuvo la valentía de ser humilde con su pareja finalmente...