Por ello, cuando tenemos un abanico de posibilidades, tendemos a complicarnos la existencia valorándolas todas según un mismo rasero de objetividad, ya que nuestra intención es acertar con seguridad, con el 100% de seguridad.
Esta forma de pensar nos lleva a realizar esfuerzos físicos, cognitivos y emocionales para intentar conseguir el control de un porcentaje de variabilidad muy pequeño. En estadística se habla de "márgenes de confianza", que es el porcentaje de error que se admite para valorar unos resultados como ciertos.
Pero claro, eso supone que cada persona tiene la capacidad de tomar decisiones sobre su vida, y por tanto de aceptar las consecuencias... y muchos no fueron a clase el día que explicaban esto.