martes, 24 de julio de 2018

La Señora Rabia y el Señor Miedo

- Una buena forma de entender la complementariedad es un baile en el que los movimientos de los bailarines condicionan los movimientos del otro en un ciclo interminable y cada vez más reducido.
- ¿Más reducido?
- Cada uno hace lo que puede dentro de las posibilidades que le permite los movimientos del otro, de forma que cada vez el abanico de libertad es cada vez menor si se quiere seguir bailando.
- ¿Por qué?
- Las buenas parejas de baile son aquellas que han practicado mucho juntas y se conocen muy bien pudiendo conocerse y anticiparse, permitiendo pequeñas oportunidades de cambio... Y las parejas supongo que funcionan igual.


- Entonces en mi caso... ¿Mi miedo condiciona su miedo?
- Y tanto.
- ¿Cómo puede mi inseguridad afectarla tanto que se enfade?
- Tal vez no sea así. Tal vez sea que ella se siente más cómoda expresando rabia y tú no puedes apreciar qué emoción está sintiendo realmente.
- ¿Le ocurriría lo mismo que a mi?
- Es una opción explicativa. Tú tiendes a expresar miedo ante cualquier emoción que puedas sentir. Ella no ve tu rabia, tu tristeza, tu vergüenza o tu culpa.
- Pero antes no le molestaba ni a mi me parecía ella una persona rabiosa.
- Cuando empezásteis a bailar vuestro abanico de posibilidades debía ser mucho más amplio. El paso de los años ha hecho que se haya reducido drásticamente y que ahora cada vez expreséis menos y provoquéis más.
- Si yo expresara menos miedo ella no expresaría tanta rabia y al revés, ¿no es así?
- Sí.
- ¿Y quién debería ser el primero?
- ¿Importa?
- Claro que sí. Quien hag el primer movimiento será quien demuestre que tiene menos orgullo o que le importa más la relación, ¿no te parece?
- No. De poco importa quien inicia un cambio si nadie le sigue, ¿no te parece?
- Ya veo.
- Ahora bien, podéis seguir así infinitamente, esperando que sea el otro es que de su brazo a torcer o quien se lleve el mérito del cambio. Mientras tanto, seguid sufriendo...