- ¿Y cómo te hace sentir verte así?
- No me gusta.
- ¿Qué te impide cambiar?
- No tengo plan B.
- ¿Qué quieres decir?
- No sé, oígo a todo el mundo decir que tiene un plan B, un plan en la recámara por si el plan A le sale mal. Supongo que eso les da seguridad... Si falla el plan A siempre pueden recurrir al plan B. Pues yo no tengo plan B.
- ¿Qué es para ti un plan A?
- Bueno... supongo que es el plan que ilusiona, aquel plan por el que luchan a pesar de la incertidumbre, teniendo la seguridad de que cuentan con un plan B que le hace de red de seguirdad...
- ¿Tú tienes un plan A?
- Supongo que sí. El trabajo en el negocio familiar...
- Ah... pensé que el plan A era ilusionante...
- ¿Qué quieres decir?
Que según lo que tú me has dicho, el plan A es aquel por el que se lucha, aquel que ilusiona...
- ¿Y?
- Que, y sigo citando lo que tú me has dicho anteriormente, para ti trabajar en el negocio familiar no es algo ilusionante, por lo que no me parece que sea un plan A...
- ¿Qué plan tengo entonces?
- Parece que sólo tienes un plan B. El plan B es la opción conformista, ¿no?
- Sí. Ya veo...
- Si centras tu atención en buscar un plan más conformista que el que y tienes...
- No resulta muy motivador, ya...
- ¿Y qué es lo que te ilusionaba cuando eras más joven?