Un proceso de psicoterapia se da entre dos personas, y es responsabilidad de ambas que este proceso avance hacia cambios significativos en la vida de la persona que solicita ayuda. Esta responsabilidad es conocida técnicamente como alianza terapéutica.
¿Cómo se trabaja la alianza terapéutica?
La verdad, por dura que suene, es que no tiene que ver tanto con la calidad del profesional como con las ganas de estar bien de la persona que acude a terapia, con lo ayudable que sea.
¿Qué entendemos por persona ayudable?
Aquella que demanda ayuda, no la exige.
¿Cómo lo diferenciamos?
La persona que demanda ayuda acepta la posibilidad de que no se la pueda ayudar, o que la ayuda que le puedan brindar no sea la que esperaba en un primer momento. La persona que exige ayuda no da la oportunidad de que se le niegue la ayuda o no sea en los términos que desea.
¿Un ejemplo?
La persona que demanda ayuda suele ser humilde en su petición y agradecida. La persona que exige no es humilde y siempre pone condiciones de cómo necesita ser ayudada. Basta un pequeño ejercicio de imaginación para identificarlo. Imagina que tú eres oncólogo/a y que esta persona viene a verte porque tiene un pequeño tumor. Cuando le informas del tratamiento (cirugía + quimio/radio) te dice que lo que él necesita es Reiki, y que si tú eres bueno/a en tu trabajo, lo harías.
¿Por qué no funciona la terapia con una mala alianza terapéutica?
Por el respeto. Concretamente por la falta de respeto. Una persona que exige, no es agradecida y siempre plantea condiciones es una persona egoísta. El egoísmo es una falta de respeto hacia los demás, pero sobre todo es una falta de respeto hacia uno mismo porque cierra puertas a medio y largo plazo. Ningún tipo de relación puede salir adelante sin respeto.
¿Es esto aplicable sólo a la psicoterapia?
No. Es aplicable a todo. Lamentablemente es algo que olvidamos continuamente y que nos lleva a querer ayudar más allá del límite de ayudabilidad de la persona.
Y así nos va...