El principal motivo de orgullo de Espinoso es su novia Margarita. Cuando les ves juntos no puedes evitar pensar qué hacen juntos. Margarita es una chica muy sociable, divertida, su presencia llena la sala con naturalidad, y además es muy guapa.
Espinoso no es guapo. Pero tiene una novia guapa. Y simpática. Y no quiere que le deje.
Por todos esto motivos conocemos a Espinoso. Margarita le ha dicho que no puede seguir la relación si él sigue consumiendo cocaína.
No puede entender los motivos que ella le da. Él sólo quiere pasárselo bien con los amigos de vez en cuando, alguna fiesta que otra. ¿No trabaja duro entre semana en la fábrica? ¿No pasa horas con ella y su familia y amigas? ¿No soporta continuamente los aduladores que se acercan a Margarita? ¿No se merece un premio? Pero el premio no compensa perder a Margarita. Él sabe que ella es su única oportunidad, que no puede aspirar a conseguir otra así, y por eso la ha de mantener a cualquier precio.
Ella dice que se siente desplazada, que últimamente prefiere pasar más tiempo con la cocaína, bebido y con sus amigos y no con ella. Espinoso cree que no se puede estar celosa de una sustancia, pero no tiene gruñidos suficientes con los que resultar convincente. Así que hará lo que ella desea, ha aceptado ir al psicólogo para dejar la coca.
Pero una cosa es dejar la coca y otra es convertirse en monje de clausura. ¿Qué es eso de dejar de beber alcohol? Nadie le avisó de eso. ¿Qué tiene que ver el alcohol con la coca? Él sólo consume coca muy de tanto en tanto, y alcohol... Bueno, alcohol sólo bebe lo normal.
Además, la psicóloga es como Margarita. Habla, habla y habla y él no encuentra monosílabos ni gruñidos suficientes con los que expresarse. Las visitas de terapia le hacen sentir desbordado y cuando le acompaña Margarita, se siente en fuera e juego porque ve que entre ellas se entienden.
Lo que no saben ni la psicóloga es que él tiene un plan: De momento les hace caso porque se ha dado cuenta que no puede luchar contra la dinámica que se ha dado. Y sí, va a dejar la cocaína para siempre, es cara, le cuesta mucho recuperarse después, pero el alcohol...
De momento no beberá. Pero él sabe que no es alcohólico, por mucho que los psicólogos, médicos y enfermeras del mundo le digan. ¿Cómo van a tener razón cuando él se conoce tan bien? La palabrería no puede vencer a la convicción personal. Eso es lo único que no le agrada de Margarita,que siempre da más veracidad a cualquier charlatán que a él, que siempre le ha demostrado todo lo que ha dicho (porque ha dicho poco realmente)
La pregunta que nos hace hervir las ideas es cuánto tiempo tardará en explotar la siguiente crisis...
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