- Algunos psicólogos, los que trabajamos desde perspectivas más breves, entendemos que el cambio es la forma que tenemos las personas de superar las crisis circunstanciales de la vida. Entendemos que hay tres tipos de cambio ante una crisis. Por ejemplo, decimos que un cambio es de Tipo I cuando en sí mismo no provoca una solución de la crisis si no que, con este cambio favorecemos que la crisis cambie de nivel, ayudando a sí perpetuarla o enquistarla...
- Seria un cambio... ¿homeostático?
- Sí, un cambio equilibrante. Luego tenemos los cambios de Tipo II, que son aquellos que al aplicarlos se produce un cambio en la naturaleza de la crisis, y por ello suponen su superación. Vamos, que el problema deja de serlo.
- Bien...
- Pongamos un ejemplo, no es mío, es de Watzlawick, que era un genio. Imagínate que tienes una pesadilla en la que intentan matarte. ¿Qué haces?
- Supongo que huir o enfrentarme, depende de quién lo intente, ¿no?
- De acuerdo. Cualquiera de esas dos opciones es un cambio tipo I, porque no te permite salir del problema. Huir o enfrentarte no cambia el hecho de que intenten matarte. Tampoco si gritas, buscas ayuda o te dejas matar...
- Aja...
- Pero si de lo que hablamos es de hacer un cambio Tipo II, tendrías que...
- ¿Despertarme?
- Correcto. Si te despiertas ya no hay pesadilla. Si no hay pesadilla, ya nadie intenta matarte.
- Claro. Pero... Antes me has dicho que hay tres tipos de cambio y sólo me has explicado dos. ¿cuál es el tercero?
- Bueno, a ese le llamamos el cambio tipo 0.
- ¿Tipo 0?
- El no cambio. Es la actitud resignada que tienen algunas personas ante los problemas que le agobian. Viven esperando que alguien le solucione el problema, o peor aún, esperando que se solucione sola... ¿Es este tu caso?