- El otro día hablamos por whasapp.
- ¡Ah! ¿Y qué deseaba?
- Al principio me decía que me veía muy bien, que se alegraba mucho del cambio que he realizado últimamente...
- Muy bien, ¿no? ¿cómo te sentó?
- Al principio me sentí muy bien, la verdad, pero a medida que la conversación se alargaba me empecé a sentir mal, porque me explicó que sentía sola, que se daba cuenta de los muchos errores que había cometido en su vida, que yo sí que la había respetado y tratado bien...
- ¡Vaya! Eso significa que reconoce lo que hiciste, y que lo valora como positivo en su vida.
- Sí, la verdad es que sí pero, ¿por qué me siento mal entonces?
- Estoy seguro de que tienes una teoría.
- No quiero, ni necesito, saber que ella sufre. Ella está mal, ¿sabes? y no es mala persona...
- Ya, pero en lo que le ocurre no parece que la puedas ayudar.
- ¿Por qué?
- Porque lo ha de aprender a gestionar ella sola para así poder extraer los aprendizajes necesarios que le permitan afrontar con mayores garantías las diferentes circunstancias de su vida.
- ¿Y por qué no puedo ayudarla en eso?
- Ya lo hiciste...
- Y fracasé.
- Correcto. Tiene que aprender ella sola para poder aprender de otros.
- Ya veo... ¿Y qué es lo que le ocurre?
- Consecuencias.