
Un hombre ateo estaba pasando un tranquilo día de pesca, cuando su barca fue atacada por el monstruo del Lago Ness. Con un solo golpe, la bestia lanzó al ateo y su barca por los aires. Mientras flotaba piernas al aire, el hombre empezó a gritar:
- ¿Dios mío, sálvame!
En el acto, la escena del feroz ataque quedó paralizada, y el ateo suspendido en el aire, mientras una voz de trueno bajó de entre las nubes diciendo:
- ¡Pensaba que no creías en mi!
- Venga, Dios, ¡dame una oportunidad! - imploró el ya ex-ateo - ¡yo tampoco creía en el monstruo del Lago Ness!
Extraído del libro "Juntos pero no revueltos" de Jaume Soler y M. Mercè Conangla, Amat Editorial.
Para poder seguir adelante de una manera operativa, en el sentido más positivo, es necesario revisar nuestras creencias.