Los Sijs y los paquistaníes, a toda leche en sus taxis decrépitos, rezumando curry por los poros, apestándome el día, aprendices de terrorista. ¡Más despacio joder!
Que se jodan los chicos de Chelsea con sus pechos depilados y sus bíceps, haciéndose mamadas en mis parques, meneando sus pitos en mi canal 35.
Que se jodan los tenderos coreanos con su fruta carísima y sus flores envueltas en celofán. 10 años aquí y siguen sin “hablal” inglés.
Los rusos de Brighton Beach, matones sentados en los cafés, bebiendo té en vasitos con un terrón entre los dientes. Tramando y negociando. ¡Volved a vuestro puto país!
Que se jodan los hasídicos, paseando por la calle 47 con sus gabardinas cubiertas de caspa, vendiendo diamantes del apartheid.
Que se jodan los de Wall Street, supuestos amos del universo. Imitadores de Michael Douglas alias Gordon Gekko, planeando cómo dejar sin blanca a los pobres trabajadores. ¡A esos capullos de Enron, cadena perpetua! ¿Crees que Bush y Cheney no lo sabían? ¡No me jodas! Tyco, Imclone, Adelphia, Worldcom.
Que se jodan los puertorriqueños. Disparan la deuda social. El peor desfile de la ciudad. Y nos hablemos de los dominicanos. A su lado, los puertorriqueños son una maravilla.
Que se jodan los italianos con su pelo engominado, sus chandals de nylon y sus medallas de San Antonio, blandiendo sus bates de beisbol firmados por Giambi, presentándose a pruebas para LOS SOPRANO.
Las esposas del Upper East Side con sus pañuelos de Hermés y sus alcachofas “gourmet” a 50 pavos. Caras sobrealimentadas, estiradas y alisadas, tensas y brillantes. ¡No engañas a nadie cariño!
Los hermanos de la zona norte. Nunca pasan la pelota, no juegan de defensa, dan 5 pasos para entrar a canasta y luego culpan de todo al hombre blanco. La esclavitud se abolió hace 137 años. ¡Pasad la puta página!
Que se jodan los polis corruptos que sodomizan con un desatascador, sus 41 tiros, protegidos por un muro azul de silencio. ¡Burlais nuestra confianza!
Que se jodan los curas que meten mano a los niños inocentes. Que se joda la iglesia que los protege, librándonos al mal.
De paso, que se joda J.C. Salió bien parado. Un día en la cruz, un fin de semana en el infierno y los aleluyas de los ángeles para toda la eternidad. Intenta pasar 7 años en el talego de Otisville.
Que se joda Osama Bin Laden, Al-Quaeda y los retrasados capullos fundamentalistas y cavernícolas de todo el mundo. Por los miles de inocentes asesinados, ojalá paseis el resto de la eternidad con vuestras 72 putas, ardiendo en keroseno en el infierno. Jinetes de camellos con toallas en la cabeza, besad mi culo irlandés.
Que se joda Jacob Elinsky. Llorón insatisfecho. Y Francis Slaughtery, mi mejor amigo, que me juzga mientras le mira el culo a mi novia. Que se joda Naturelle Riviera. Confié en ella y me apuñaló por la espalda. Me envió a la cárcel. ¡Puta asquerosa!
Que se joda mi padre con su eterna pena, detrás de esa barra, bebiendo sifón, vendiendo whisky a los bomberos, animando a los Bronx Bombers.
Que se joda esta ciudad. desde los adosados de Astoria hasta los áticos de Park Avenue. Desde las viviendas sociales hasta los “lofts”. Desde los bloques de Alphabet City hasta las casa de Park Slope y los pisos de Staten Island. Que los arrase un terremoto. Que los destruyan los incendios. Que quede todo hecho cenizas, que suban las aguas y sumerja este lugar infestado de ratas.
...
No, jódete tú Montgomery Brogan. ¡Lo tenías todo y lo echaste a perder, gilipollas!”
Este monólogo es de la película "La última noche", muy recomendable cuando te da por pensar en las segundas oportunidades que te puede dar la vida, la dificultad para asumir las consecuencias de las decisiones que uno toma en la vida, pero sobre todo, las consecuencias de las "no decisiones"...