En ocasiones fantaseamos, aquellos que de verdad la conocemos, sobre cómo sería esa mirada cuando podía brotar de manera auténtica, cuando no había adquirido los filtros multicapa por haber aceptado la invitación de sus padres a mediar en los problemas que ellos no podían solucionar. Por aquel entonces ella desconocía que el alcohol era un problema, ni siquiera se planteaba su existencia. Creía a pies juntillas que en su casa, aunque no lo eran, pronto serían felices si ella se esforzaba de verdad, si ella aprendía y crecía rápido para conseguir aquello que sus padres no podian conseguir.
La ingenuidad es la victima sobre la que se construye toda actitud superviviente, y en el caso de nuestra amiga no se trata de una excepción, pero la ingenuidad no siempre muere rápidamente, en ocasiones es una moribunda que lastra la vida de quien la siente. Y cuanto más moribunda, más superviviente luego.
Y en la mirada se ve el dolor que antes no dejaba aflorar, pero seguro que si se fijan más, todos podrán ver la convicción de hundirse más. Y ese es el problema del resto del mundo ahora, si quieren alimentar a la superviviente o a la victima que hay en ella.
Los que sabemos qué queremos obtener de ella sabemos quién nos hemos de dirigir...
