lunes, 2 de enero de 2012

The booth at the end

Circula un rumor, para aquellos que lo deseen saber, que hay una cafetería en la que si tienes un deseo, el que sea, un hombre que hay allí, lo puede hacer realidad.
No importa la naturaleza de lo que desees, puede ser superficial (ser más guapa), muy superficial (que una supermodelo se enamore de ti), familiar (recuperar a tu hijo o salvarlo de una enfermedad incurable) o incluso divino (volver a escuchar la voz de Dios).
Lo que realmente importa no es lo que deees, es lo que estés dispuesto a hacer para conseguirlo. Nada es gratis, siempre hay algo que hacer a cambio. Y el tipo sólo tiene que mirar en su libreta para indicarte que tarea has de realizar. No hay trampa, si no cumples con lo pactado no conigues lo que deseas. Si cumples sí. Punto.
Ahora ya lo sabes, si tienes un deseo que crees que va a marcar una diferencia real en tu vida lo único que has de hacer es dirigirte a él. Como puedes ver no tiene nombre, y sólo necesitas saber que siempre está en esa cafeteria, con su libreta de tareas a punto.
Lo puedes encontrar siempre sentado en el reservado que hay al final...