Creo que nunca agradeceré lo suficiente a Antonio G. que me dijese esta frase durante una sesión, hace ya más de seis años. Desde entonces es una de las frases que más he repetido en estos años, juntamente con la que da nombre al blog.
Y es que parece que no podemos sentir miedo. En cuanto detectamos el miedo creemos que somos cobardes.
¿Dónde está escrito que una persona que realiza un acto de valentía no pueda sentir miedo? ¿Dónde está escrito que cuando hemos de tomar una decisión importante no podemos tener la más mínima duda? ¿No será que este miedo y está duda nos está aportando información relevante sobre cómo nos sentimos en está situación?
La mayoría de las veces lo que decidimos es aparentar algo que no sentimos, arrogancia, y esto nos lleva a cometer errores sutiles que siempre tienen un precio y que la mayoría de veces conducen al fracaso. ¿No es eso temeridad?
Supongo que resulta ventajoso, por mi profesión, haber conocido a personas que socialmente han sido considerados "valientes", y la mayoría reconoce que sintió miedo mientras actuaba, y más de uno le costaba aceptar el calificativo.
No sé, no puedo evitar pensar que el miedo, como emoción humana, no está suficientemente considerada hoy día, pero en el fondo es aquella emoción que es más útil, en cuanto a la información que nos da, para sobrevivir a situaciones críticas y decidir en períodos de crisis.
Supongo que es la información que resulta más útil a la persona más importante de nuestra vida...