Una persona tenía miedo a volar. Concretamente tenía miedo a que hubiese un pasajero que llevase consigo una bomba en el avión. Él se daba cuenta que era un miedo irracional, pero le paralizaba de tal manera que no podía coger un avión. Desde luego esa era una mala noticia para su profesión de director comercial internacional.
Decidió ir a un buen psicólogo. Este, hizo una ficha muy completa de su caso, le pasó los test psicotécnicos correspondientes, evaluó su vida familiar, antecedentes, consumo de sustancias, etc... y decidió aplicar con todas sus ganas la técnica de la reestructuración cognitiva y la confrontación progresiva para la fobia.
Obviamente no hubo ningún resultado. Los directores comerciales internacionales no se dejan convencer fácilmente, esto os lo puedo asegurar personalmente.
Por lo tanto, el psicólogo ya no sabía qué hacer, y lo derivó a un psiquiatra. Esté recibió el informe del psicólogo y optó por un tratamiento combinado de ansiolíticos y antidepresivos que no surtió ningún efecto. Probó con antipsicóticos y tampoco. Cuando ya valoraba la posibilidad de prescribir un agresivo tratamiento con litio, el comercial se hartó y se fue desesperanzado.
Comentó su caso con amigos, y uno le dijo que lo que él tenía era un problema estadístico, y que debía acudir a uno. Como la desesperanza hace que hagamos cosas poco probables, nuestro amigo buscó uno de confianza.
El estadístico escuchó atentamente su problema. Abrió su PDA, introdujo una serie de variables y dijo:
- La posibilidad de que una persona introduzca una bomba en un avión en el que usted viaje es de 1/500.000.
- Ya - contestó nuestro hombre -, pero existe una posibilidad, y aunque sea así de remota, prefiero no tener que vivirla.
El estadístico se lo pensó unos segundos, y dijo:
- ¿Se atrevería a coger un avión si la posibilidad fuese de 1/10.000.000?
- Creo que podría correr ese riesgo. ¿Cómo reduzco el porcentaje?
- Muy fácil. Esa es la posibilidad que en un mismo vuelo haya dos pasajeros que independientemente entre sí, suban una bomba al mismo avión.
- ¿Cómo puede proponerme que corra un riesgo mayor? Dos bombas son peor que una sola. - Nuestro hombre estaba escandalizado.
- Lo que yo le propongo - contestó el estadístico -, es que suba usted al avión con una bomba.