- La verdad es que me siento mala persona, con una carga de culpa muy grande. A veces desearía que sufriese por lo que me ha hecho. Que lo pague. Deseo que le pase algo malo, que le haga reflexionar, darse cuenta, pero luego, cuando me calmo me siento muy culpable. ¡A veces me da la impresión de que soy bipolar!
- Creo que si fueses bipolar no estarías aquí, recuerda que yo no cojo casos difíciles. Tal vez lo podamos normalizar todo un poco...
- ¡Normalizar! no creo que se pueda normalizar esta locura...
- Tal vez si me dejas explicarme - se produjeron unos segundos de silencio -. La emoción más sana cuando nos sentimos heridos es la rabia, y cada uno proyectamos esa rabia de una manera diferente, según hayamos aprendido en nuestra vida. En tu caso parece que sentir rabia es algo moralmente malo, y por eso aparece la culpa.
- Pero yo no quiero sentir rabia, era imbécil, no se lo merece. Por que, además luego me siento yo mal, con lo que pierdo dos veces.
- Esto siempre da lugar a situaciones que desde fuera se pueden percibir como ridículas, pero que quien las está sufriendo las padece profundamente.
- Pues vaya, no sólo no escojo bien a mis parejas, además no sé vivir mis emociones.
- Las emociones se tienen que vivir como uno las siente, luego ya aprenderás a expresarlas de manera más productiva, contrastándolas para poderlas atenuar o incrementar. Yo tenía una amiga de la facultad que era la bondad en persona. Creo que nunca he visto una persona que nunca que fuese tan buena, ingenua y bien pensada. Era locuaz, expresiva y cariñosa, muy dulce, y la verdad es que sufría por ello, pero todo el mundo la queríamos. Pero un día empezó a salir con un tipo de clase que se vanagloriaba de su ideología skin, prepotente, chulo, falso y muy interesado. La verdad es queno gustaba a nadie. Nunca logré entender que hacía ella con ese tipo. Pero decía que en el fondo era muy bueno, que ella había visto el fondo en un par de ocasiones y que eso la había hecho sentirse muy bien. ¿Te suena?
- Vaya que sí.
- Pues bien, siguiendo su propia naturaleza, este tipo ejerció de maltratador emocional, le fue infiel y esta amiga mía sufrió mucho. Después de muchos meses cortaron, por supuesto, en medio de un gran drama. Los meses fueron pasando y ella pareció recuperarse. Un día, hablando de ser buena o mala persona, me dijo que ella sabía que era mala persona. Yo me sobresalté, te juro que no he conocido a nadie que fuese tan buena, según mi opinión y la de la mayoría de la clase. Pero ella seguía en que lo era. Y cuando le pregunté el motivo de considerarse mala persona, me volvió a hablar del novio imbécil ese con el que salió, el que le hizo tanto daño, que además resultó ser miembro de las brigadas blanquiazules del Espanyol, y su argumento era que ella sabía que era mala persona porque cuando el Espanyol perdía un partido ella se alegraba por dentro!!!
- Pero tu amiga era un poco pánfila, ¿No?
- No creo que sea esa la palabra que la defina, pero entre varios empezamos a tirar de ese hilo y ella pudo desahogarse un poco, y con los siguientes novios no actuó de la misma manera, el reconocer el derecho a enfadarse le permitió poder defenderse de las agresiones. Pasado un tiempo me lo resumió así "Cualquier persona tiene derecho a ser imbécil, pero yo tengo derecho a no tolerarlo"