viernes, 13 de marzo de 2009

Aceptar No-Consecuencias

- Es muy fácil decir lo que dices desde tu cómodo sillón, tú has conseguido lo que deseabas, así es fácil enjuiciar a los demás...
- Claro, como los terapeutas no tenemos vida, no tenemos pasado y no tenemos futuro, no nos podemos basar en ninguna experiencia personal... ¡Nunca nos hemos equivocado! ¡Somos seres perfectos!
- Vuelve la ironía, ¡cómo si eso pudiese ayudarme!
- La ironía es la herramienta que utilizo cuando tus comentarios son estúpidos, sin sentido, y perdona que te lo diga, pero el que has hecho lo es. Es estúpido y no tiene sentido, al menos no tiene sentido común.
- ...
- Y parece que te ha enfadado, pero eso no es malo, cuando nos enfadamos somos más propensos a pensar, pero espero que lo hagas sin prejuicios. Mira, te voy a explicar una historia personal, concretamente un episodio de mi formación en el CAS:

"Un día, Begoña, que era mi tutora de practicum me dijo:
- He hablado con Pilar (la coordinadora) y creemos que ha llegado el momento de que lleves un caso tú como terapeuta de referencia. Así que vas a llevar al que entrará ahora.
Te puedo asegurar que me inundó el pánico, imagínate, yo, un alumno de primero de máster llevando un caso, y con Begoña mirando, no pude resistirlo y le dije que no, que no estaba preparado, que me daba miedo, que no sería capaz, que necesitaba más tiempo, etc...
Begoña me miro divertida, seguramente había visto esa reacción anteriormente, y se limitó a informarme que la decisión estaba tomada y que iba a hacer pasar al paciente.
El pánico adquirió nuevas dimensiones desconocidas para mi, era como si, de repente, un agujero negro estuviese absorbiendo mis entrañas, y cuando ella se iba a levantar, reaccioné.
- ¡No! De verdad que no me siento capaz, no puedo, lo haré fatal porque no he aprendido suficiente.
- Creemos que un año como observador de terapias no te hace experto pero sí que te capacita para dar un nuevo salto.
¡Y siguió caminando hacía la puerta! Tenía que hacer algo, reaccionar, integrar conocimientos, prepararme, y de golpe lo vi claro:
- ¡Si me fuerzas a hacerlo prefiero irme, no estoy dispuesto a hacerlo mal!
Supongo que ella vio que la cosa iba en serio, de forma que me tranquilizó y me dijo que se encargaría ella, que haríamos la visita como las anteriores.
Y así fue, y el resto del día, y mi angustia bajo considerablemente.
A los pocos días me tocaba hacer una primera con Pilar. Cuando acabamos de revisar la historia clínica, justo antes de hacer pasar a la persona me dijo:
- Me comentó Begoña que no quisiste llevar un caso el lunes pasado.
- Sí, creo que me dejé llevar por el pánico, intentaré que no vuelva a pasar en el futuro.
- Bueno, ahora no podrás decir que nunca te dimos la oportunidad de llevar un caso..."

- Como te puedes imaginar un frío helado recorrió mi espalda. Supongo que ese pánico se parece al que tú intentas explicarme. ¿No?