viernes, 8 de mayo de 2009

Diversificar opciones

"No existe nada más práctico que una buena teoría", dijo Lewin, pero considerando las diversidad de situaciones a las que nos enfrentamos día a día, yo diría que sí que existe algo más práctico, y es "varias teorías", puesto que si la que utilizas no te funciona, puedes recurrir a otra.
Buscamos la manera más económica de sobrevivir, la que comporte menos desgaste y mayor beneficio. Por ello recurrimos invariablemente a aquello que ya nos funcionó con anterioridad, ya que estableciendo unos parámetros específicos de confianza construimos un prejuicio, que lleva adjunta una respuesta. Así, no tenemos que pensar demasiado y podemos concentrarnos en aquello que nos parezca de verdad importante.
Pero siempre hay un pero, ¿no es verdad? y llega la crisis, aquel momento en que aquello que creíamos que iba a funcionar no funciona y nos damos cuenta que no sabemos qué hacer salvo volver a probar no sea que nos hayamos equivocado... Lo que suele ocurrir es que cuando no ha funcionado la primera vez, no funcionará la segunda, y menos la tercera. Además, habremos complicado el problema de alguna manera, y si el problema es relacional, más todavía.
Es en este punto cuando se aprecian los dos tipos de personas que existen, los evitadores de errores y los buscadores de aciertos.
Los primeros tenderán a colapsarse, rigidificando sus respuestas por miedo a sufrir el autocastigo del error, aprenderán cuando alguien les anime a arriesgarse. Los segundos se equivocarán, o no, pero siempre aprenderán algo nuevo, ya que habrán percibido la oportunidad dentro del peligro.
Por que al final lo bueno es tener diferentes estrategias con las que afrontar los diferentes problemas, tener un abanico suficientemente amplio de opciones, ya que como dijo Mark Twain, "si tu única herramienta es un martillo, tratarás a todo el mundo como si fuesen clavos".