domingo, 6 de septiembre de 2009

Formación Samurai

El aprendizaje de la técnica no nos convierte en expertos artesanos, sólo nos convierte en expertos técnicos.
Para ser un artesano hay de aprender a expresar la técnica de una forma personal, propia. Esto sólo se consigue cuando nos olvidamos de la técnica y utilizamos aquellas características personales que nos caracterizan como personas.
Cada cultura, cada grupo humano, cada profesión desarrolla su propia manera de conseguirlo, el aprovechamiento de las características personales para la expresión y la ejecución de una actividad, de manera que el nuevo artesano pueda enriquecer la técnica que ha aprendido con sus aciertos y sus errores. Pero tal vez el grupo profesional que más claro dejó definida este estilo de formación fueron los samurais. Dicen que los samurais invertían siete años en el aprendizaje de artes marciales (técnica) y luego se iban siete años a las montañas a olvidarlas. Cuando volvía de la montaña se había convertido en un samurai.
Salvador Minuchin, terapeuta familiar defensor de esta forma de entender la artesanía profesional lo explicaba en uno de sus libros haciendo referencia a un manual de formación samurai. En este libro se explicaba que el samurai debía adquirir un conocimiento experto de las artes marciales (supongo que habría algún tribunal que lo juzgaría) y que después debía abandonar las artes marciales y el manejo de cualquier arma hasta no haber adquirido dominio sobre alguna de las artes de la época. Afirmaba este manual que el arte facilitaba la comunicación interior y la expresión fluida y personal de cualquier técnica, cosa muy útil en el combate.
Hoy día podemos realizar diferencias dentro de algunas profesiones en función de esta diferenciación entre técnico y artesano. Por ejemplo docente - profesor; doctor - médico de cabecera; psicólogo - terapeuta, etc.
Sólo nos queda escoger qué queremos ser.