jueves, 17 de marzo de 2011

¿Sorprenderse o quejarse?

Dos amigos decidieron montar sus respectivos negocios en la misma población. Ambos se dedicaban a la misma actividad y estaban muy bien preparados para ejercer su profesión.
Los dos tuvieron inicios inseguros, pero después de un corto tiempo uno de ellos empezó a tener mucho éxito y el otro no. Uno disfrutaba de su trabajo, el otro se angustiaba, se preguntaba por qué su amigo tenía éxito y él no. Se dedicó a realizar todo tipo cambios, observó que hacía su amigo para imitarle, pero nada funcionó.
Finalmente, decidió quedar para comer con su amigo y le trasladó sus inquietudes y sus dudas.
El amigo escuchó pacientemente y cuando acabó le contestó:
- Mira creo que el problema que tienes no se refiere a tu preparación ni a lo que haces, se rediere a tu actitud. Tú te quejas de que nadie acude a solicitar tus servicios. Yo me no paro de sorprenderme de que me escojan.