martes, 14 de febrero de 2012

¿Y si te cae una vaca encima?

Os quiero presentar a alguien muy especial. Desde hace años vive aislado del mundo, pero en medio de una gran ciudad, rodeado de gente. Descubrió que la clave de la soledad es restringir el contacto con los demás, y en estos momentos hay pocas personas que intenten ya rescatarle. Los pocos clientes y comerciales que le visitan en su tienda le reafirman constante que hace bien en querer vivir solo. En soledad se controla mejor.
Un día se desencantó del mundo, sintió que no valía la pena y desde entonces intenta vivir en su microrrealidad, con unas rutinas y mecanismos de control que le satisfacen, ya que le evitan las decepciones, y las alegrías. Pero ojos que no ven, corazón que no siente

Quisiera presentaros también a una chica, realmente encantadora, paciente y solitaria. Ella, que está sola, vive en medio del campo, donde la soledad no es emocional, no, es física. Se nota y se vive. Y no por elección. Pero ella ha aprendido que desea compartir su vida con alguien, desea sentir cosas diferentes. Sueña. Y recibe decepciones. Pero las afronta y aprende.

¿Cómo han llegado a conocerse estas dos personas? La verdad es que no importa. Lo que de verdad importa es que los intentos de ella no han servido para conmoverlo a él. Ni siquiera los más desesperados. Sí que han conseguido que ella se meta en su cabeza. Pero él no deja que ella lo sepa. Tal vez sea el miedo a vivir. El problema es que ella está empezando a tirar la toalla.

¿Cómo puede deshacerse este entuerto? Tal vez necesitemos a alguien que haga de catalizador. A veces las cosas se desencadenan de una manera curiosa, y en esta ocasión invitaremos a jugar a un chino, uno que no hable castellano (o argentino), pero que, a diferencia de nuestros anteriores amigos, haya vivido y amado, sin miedo. Esta persona ha descubierto de la manera más dolorosa posible que el mundo se rige por el azar. Cuando crees que lo tienes todo controlado cae una vaca del cielo y te parte la vida por la mitad.
¿Cómo puede esta persona compartir su experiencia y su visión de la vida con alguien con quien no comparte idioma y que evita el contacto físico?

Tal vez todo se pueda solucionar si consigue generar una experiencia emocional que se pueda asemejar a la suya y que permita a nuestro amigo ferretero abrir los ojos para descubrir que el miedo está dentro, no fuera.
Mientras tanto nosotros disfrutaremos viendo cómo lo intentan y cómo lo consiguen. Y seguro que también nos conmoveremos.


Por cierto, la película se llama "Un cuento chino".