"Adicción es todo aquello que te acorta la vida mientras te la hace parecer mejor de lo que realmente es"
"Formas parte de la solución, formas parte del problema o formas parte del paisaje. Tú decides"
Adicciones
hay de muchos tipos, según el prejuicio con el que las estudiemos, pero
todas tienen el mismo objetivo, hacernos creer que la vida es mejor de
lo que realmente sabemos que es. Nos dan un pequeño oasis de
tranquilidad en medio del sufrimiento que queremos evitar. Pero todos
sabemos que quien vive en un oasis tiene una percepción muy limitada del
mundo y de sus propias posibilidades.
Cuando
decidimos poner fin a una adicción que nos está haciendo verdadero daño
existe el peligro de que haya recaídas. Este peligro asusta, pero tiene
asociadas algunas posibilidades. Estaremos de acuerdo en que las
recaídas son peligrosas en sí mismas, pero es mucho más peligroso el
análisis que hagamos de ella, ya que no verlas como una parte importante
del proceso debido a la información que nos aporta sobre nosotros
mismos y de cómo podemos mejorar el proceso, dificulta nuestra salida
del agujero de la adicción.
Pongamos un ejemplo y para ello nada mejor que nuestra amiga Samantha (de Sexo en Nueva York):
Las
recaídas son un proceso elaborado mucho antes de su consumación. Por lo
general, antes tiene que haber un estado de decepción después del
subidón de haber conseguido superar las primeras fases de la
dependencia. En este fragmento podemos ver como Samantha comienza a
notar las "carencias" de su nueva pareja, aquello que no le gusta.
Ella
no lo sabe, pero en este momento está ante una gran oportunidad, puesto
que las relaciones de pareja sanas nacen de la decepción de comprobar
que la persona amada no se corresponde con la fantasía que habíamos
creído. Pero de momento Samantha está frustrada, y la falta de
experiencia en gestión de frustraciones le llevará a hacer lo que
siempre ha hecho. En este caso, volver a contactar con Richard.
Decía
Oscar Wilde que la mejor manera de evitar una tentación es caer en
ella, pero si además podemos contrastarla tentación con lo que nos
frustra, la tentación se hace más evidente y más deseable. En este caso
se puede concluir que Samantha prefiere lo malo conocido a lo malo (o no
tan bueno) por conocer. Lo que ella no sabe es que si su pareja no
puede competir con Richard no es por incompetencia de este, es porque
él no quiere jugar. Como buen adicto rehabilitado conoce sus límites y
permite que Samantha explore los suyos.
La
consumación de la recaída es muy dolorosa, por lo general es un momento
de mucha soledad emocional, en la que el adicto descubre de forma muy
íntima que aquello que antes le hacía parecer la vida mejor de lo que
realmente era, ahora ya no funciona, y además, la sensación de haber
perdido algo potencialmente bueno es desolador.
Y
sí, es cierto que en muchos casos no se disfruta de la recaída,
generalmente porque descubre lo que ha perdido. Esa consciencia genera
dolor, y el dolor emocional no suele ser compatible con el placer. La
mayor tragedia de cualquier recaída es que no se pueda hacer ningún
aprendizaje de ella. En este caso, se puede hacer ese aprendizaje porque
la pareja lo permite, no la culpa, la apoya, pero Samantha decide
aprovechar la oportunidad a través de la humildad consigue canalizar la
culpa y la vergüenza.
¿Podríamos
decir que Richard ha desaparecido para siempre de la vida de Samantha?
No, pero sí que podemos decir que es un poco más difícil que vuelva a
ocurrir, y que además, ha aprendido algo de sí misma y de lo que quiere
ser.