lunes, 17 de diciembre de 2012

Interpretar la culpa


          "Para ser útil, toda emoción ha de durar cinco
minutos y provocar un cambio de conducta"

- He llegado a a conclusión de que no ha entendido nada, y no sé qué puedo hacer para hacérselo entender.
- ¿Qué ha pasado?
- Más de lo mismo. Me envía mensajes, me llama, pero siempre acabamos como el rosario de la aurora...
- ¿Y eso?
- Empieza con un tono un suave, tranquilo, y realmente da la sensación de que podremos tener una conversación tranquila, algo que nos permita conservar la amistad. Pero enseguida comienza a intentar dar pena, me explica lo mal que lo está pasando, lo mucho que me echa de menos, que se arrepiente de los errores que cometió, las ganas que tiene de demostrarme sus ganas de cambiar...
- ¿Para qué crees que hace esto?
- Para volver conmigo.
- ¿Lo consigue?
- No.
- ¿Por qué?
- Yo no la dejé para que ella sufra, la dejé para estar yo bien, para no sufrir, y ahora no sufro, ahora disfruto de cada momento. Con ella eso era imposible...
- ¿Se lo has dicho?
- Con estas palabras, no. Pero creo que queda claro. ¿Qué pudo hacer para que esto no acabe más liado de lo que está. Me gustaría conservar algo bueno y cada vez parece más difícil.
- En ocasiones la mejor opción es la no acción. Si no hay nada que puedas hacer, es mejor no hacer nada. Tal vez lo que pasa es que haces y eso le confunde.
- ¿Por qué lo confunde?
- Porqué le das un trato de favor, de prioridad, que no corresponde.
- ¿Y qué hago con como me siento?
- ¿Cómo te sientes?
- Como si hiciese algo mal...
- ¿Culpable?
- Sí.
- ¿Tienes motivos?
- No.
- Pues entonces no hagas caso a lo que sientes. Es una emoción, no es una certeza.
- Pero si lo siento...
- Las emociones son producto tuyo, no son certezas. Sientes algo, pero has de analizarlo. Cuando tienes rabia no siempre te defiendes, cuando tienes miedo no siempre huyes...
- Entonces, ¿no siempre que me siento culpable tengo motivos?
- Exacto. Sobre todo si tu conducta de disculpa no surte el efecto deseado...