lunes, 24 de diciembre de 2012

Decisiones navideñas


"La tristeza compartida es la mitad de la tristeza, 
la alegría compartida es el doble de alegría" Anónimo

Con el tiempo descubrieron que en la vida se escoge a la pareja y a los amigos, pero no se elige a los padres hermanos (mucho menos cuñados) e hijos. Los roces que se producen en la adaptación generan llagas que, al no curarse se convierten en quistes. Éstos, duelen especialmente en determinadas épocas del año, siempre aquellas en que se supone que se ha de ser más feliz.
Para ello, se ataviaron con sus mejores propósitos para evitar el sufrimiento, pero la ansiedad se reflejaba en pequeños detalles, las sonrisas forzadas, los gestos rígidos, las miradas huidizas... Después de un año entero cada uno se presentaba con un nuevo vestido de mentiras para esconder los secretos que no querían exponer.
De esta manera, cuando todos se sentaron a la mesa, notaron que la comida no tenía sabor y que la bebida era un refugio. Todos había preparado la escena para defenderse y nadie para disfrutarla, de manera que decidieron recurrir a lo conocido (malo) y abandonar aquello que está por conocer (¿bueno?). 
Tal vez deberían plantearse compartir más, no sólo tiempo y comida, si no también sus miedos, sus ilusiones, sus secretos... Si se atreven a probar algo nuevo, claro.