martes, 17 de septiembre de 2013

Más vale lo malo por conocer

- Lo dejamos hace tres meses.
- ¿De común acuerdo?
- Bueno, fue iniciativa mía.
- Pero estuvo de acuerdo, ¿no?
- ¡Qué remedio le quedaba! Dos no pueden estar juntos si uno de los dos no quiere, ¿verdad?
- Bueno, dos no pueden estar bien si uno de los dos no quiere, pero hay parejas en las que importa más el hecho de estar juntos que la calidad de la relación. Pero, ¿cuál es tu problema?
- Ahora soy yo quien quiere volver, y él no.
- Vaya... ¿Y cómo lo llevas?
- Mal, no lo acepto.
- ¿Y qué haces?
- Insisto. Y mucho. Le envío whatsapps a todas horas, pero lo que peor llevo es que ha conocido a otra persona. ¡Con lo bien que llegamos a estar cuando estábamos bien!
- Entonces, ¿para qué le dejaste?
- Nos habíamos estancado. la relación no avanzaba y parecía que él se conformaba con una vida estancada...
- Pero tú no.
- Correcto.
- ¿Para qué quieres volver ahora?
- Porqué él ha cambiado.
- Ya. ¿Cómo te sientes?
- Celosa y rabiosa.
- Pues no parece que en ese estado emocional seas muy apetecible como pareja...
- Eso es justamente lo que él me dice, que yo no soy así. ¡Pero cómo voy a estar! Le prometo que todo va a ser diferente, ambos hemos cambiado y las cosas pueden ser ahora mejor que antes. Mucho mejor que antes.
- ¿Qué te dice él?
- Que no sabe, duda. Parece asustado.
- ¿Por lo que dices o por como dices lo que dices?
- Estoy de acuerdo que las formas no son las mejores pero él ya me conoce y lo que digo debería sonarle fantástico, ¿no? Es como una segunda oportunidad perfecta. Por momentos pienso que es tonto que no se atreve a aprovechar esta nueva oportunidad que tenemos.
- Puede ser que sea tonto, pero a mi no me lo parece, más bien, por lo que cuentas, parece una persona muy inteligente.
- Sí, es inteligente, sí. ¿Por qué lo dices?
- Tal vez lo que le asusta es la expectativa tan maravillosa que le planteas. Cuando todo pinta muy bien, aumentan las opciones de decepcionar.
- ¿Me estás diciendo que rebaje las expectativas?
- Realmente te estoy diciendo que ajustes las expectativas a la realidad. Ninguna pareja puede ser perfecta, y si lo pretendes sólo puedes aspirar a sufrir decepciones. Por otro lado, lo que te hace pintar una realidad tan maravillosa de la relación es que tienes pánico a estar sola, y con este nivel de miedo que tú expresas con rabia, no puedes vender a nadie que realmente has cambiado.
- ¿Cómo que no?
- No. Esto te va a doler, pero sigues siendo la misma persona miedosa y cobarde que se conformaba con una relación estancada. No te has atrevido a explorar tu soledad y te conformas con volver con tu pareja ante la mínima posibilidad de cambio que él haya realizado. Muy valiente no me parece que seas, y tampoco que hayas cambiado demasiado, ni siquiera superficialmente.