lunes, 16 de diciembre de 2013

La oveja descarriada

http://annagordillo.blogspot.com.es
- Desde pequeña siempre resultó una niña difícil, pero no mala, ¿eh?, de las que no se adaptaba a las normas que se le marcaban, contestona y todo eso, por lo que no entiendo porque me afecta lo que ha hecho...
- ¿Qué ha hecho?
- Pues nada, que ahora va y dice que se divorcia.
- Vaya...
- Mira que el marido es un tío majo, muy buen tío, un trozo de pan vamos, pero ella va y dice que no es feliz.
- ¿No te parece suficiente motivo?
- ¡Y yo qué sé! Yo tampoco soy feliz en mi vida y no por ello voy haciendo lo que me da la gana y jodiendo la vida a los de mi alrededor...
- Una cosa es que no seas feliz con tu vida y otra que no seas feliz en tu matrimonio. El matrimonio se puede romper e iniciar otro, pero eso no se puede hacer con la vida. Pero, ¿por qué te amarga que ella se divorcie?
- Hombre, es mi hija. ¿Qué va a hacer a partir de ahora?
- Pues no lo sé, pero supongo que hará lo que le dé la real gana, ¿no?
- Claro, hará lo de siempre, actuará según su conveniencia... Siempre fue la oveja descarriada.
- ¿Descarriada?
- La que no hace lo que se espera que haga, la que siempre va a la suya.
- ¿Y qué tiene eso de malo?
- Si todo el mundo hace lo que le da la gana no habría un orden, no se podría predecir nada, todo sería caótico.
- Pero el divorcio de tu hija no te afecta en ese sentido, ¿no? Ella no te pide que la salves de nada. Simplemente da la sensación de que te preocupas tú por ella sin que te lo pida.
- ¿No eso lo que hace un buen padre?
- Pues no lo sé. ¿Es eso lo que pide una hija difícil?
- Ella no pide nada.
- Entonces, podríamos concluir que estás proyectando tus miedos.
- ¿Qué miedos?
- Lo desconozco. Pero cuando uno vive en el rebaño sin cuestionarse nada más que el orden y la predictibilidad de las situaciones, puede encontrarse que vaya camino del matadero para cumplir los intereses de cualquier pastorcillo.
- ¿Quiere decir que tal vez tanto orden no me esté llevando a ningún buen sitio?
- Bueno, de momento te ha traído a la consulta de un psicólogo. ¿Y tú hija?
- Ella dice que no necesita ayuda de nadie.
- Ah, pues parece que está mejor que tú. Mucho mejor, la verdad sea dicha.
- Ya...
- tal vez sea mejor vivir descarriada que "mal encarrilada"...