lunes, 2 de diciembre de 2013

Predicar a los conversos

http://annagordillo.blogspot.com.es/
Para vivir una vida plena es necesario pensar lo que se dice y no decir siempre lo que se piensa, pero sobre todo, es muy necesario saber escoger con quien queremos tener nuestras conversaciones puesto que la utilidad de una buena conversación depende en gran medida de la capacidad de los que la mantienen.
De esta manera, si escogemos hablar con personas que piensan, sienten y hacen las cosas como nosotros, nos garantizaremos una existencia tranquila, relajada, ya que nuestro entorno se uniformizará hasta tal punto que creeremos que el mundo, nuestro mundo, piensa como nosotros, y el resto, una colla de miserables sin ninguna duda, son un enemigo del que nos hemos de defender, un enemigo que no sólo no tiene la razón en ningún caso, no, además siempre tiene alguna excusa malintencionada para sacar alguna ventaja sobre nosotros. Nosotros vs ellos.
En cambio, quienes decidan relacionarse con personas que piensan, sienten y actúan diferente, tendrá la posibilidad de salir herido de algunas discusiones (si es muy rígido/a), sufrirán derrotas dialécticas de mayor o menor intensidad, pero sobre todo, pondrán a prueba sus creencias, sus valores, sus prejuicios. Y si estos están hechos de materiales adecuados y son lo suficientemente flexibles como para adaptarse a un mundo cambiante, los conservarán como oro en paño, aunque nunca dejarán de someterlos a la prueba de validez de la realidad, por si acaso.
Los primeros se dedican a predicar a los conversos, a los que no necesitan de ningún acto de predica puesto que ya son fervientes creyentes, y lo que consiguen es reafirmase. Y reafirmar. Los segundos se van a conocer mundo, nuevas realidades y otras opciones y lo que consiguen es aprender. Y enseñar.
Los del primer grupo se parapetan en la consideración de ser personas adultas, no, mejor dicho, personas mayores, maduras, sin darse cuenta que la madurez es el primer paso para acabar podrido/a, por la falta de feedback alternativo. Y ven pasar la vida como un bucle infinito, predecible, seguro...
Los del segundo grupo viven.