sábado, 28 de noviembre de 2009

Maldad o incompetencia

- Quería hablar contigo de lo que dijiste en la reunión, por que me ofendió.
- ¿Ofenderte? Te aseguro que no debió ser mi intención.
- Conociéndote me extraña, la verdad. Mira, lo que se me hace difícil es tolerar que cuestiones alegremente mi buena fe, sobre todo en aquellas decisiones que te puedan molestar personalmente.
- Para un segundo, eres mi superior, si vamos a hablar de trabajo mantengámonos en el ámbito profesional, no creo que sea buena idea mezclar alegremente los conceptos.
- Ya estamos, ¿ha de ser todo difícil?
- Bueno, es fácil para ti, que puedes sacar partido de la confusión, no para mi, que iré a remolque de tus conclusiones.
- De acuerdo. Me parece injusto que creas que tomé esas decisiones desde la mala fe.- La injusticia es un concepto subjetivo, sobre todo cuando no conoces los motivos que han llevado a que yo mantenga esa opinión.
- Me encantaría conocerlos.- No hay problema. Mira, tomaste la decisión por unos motivos que yo desconozco, y que no estoy demasiado interesado en conocer, pero no intentes hacerme creer que nosotros íbamos a estar de acuerdo con tu decisión y mucho menos con las consecuencias que sabías que nos va a acarrear. Ante esta disyuntiva yo puedo pensar dos cosas, por un lado que lo has hecho siendo consciente (mala fe) o que lo has hecho sin valorar todas las consecuencias (incompetencia).Personalmente prefiero creer que lo has hecho a mala fe que creer que eres incompetente.
-¿Por?
- Tal vez porque considero que la mala fe es un estado y la incompetencia es un rasgo, y todos sabemos que los estados son más modificables que los rasgos.