lunes, 12 de septiembre de 2011

Desde mi rencor...

- ¿Te vas a quedar callado?
- Creo que es la mejor opción.
- ¡Pues ya me dirás!
- ¿Te molesta?
- ¡Es que no te molestas en contestar mi pregunta!
- No tengo la respuesta que deseas.
- ¿La respuesta que deseo? ¡Será la respuesta que tú me puedas dar! ¡Para eso eres el profesional!
- De todas esas respuestas que yo te pueda llegar a dar, ninguna es aceptable para ti en este momento.
- O sea, que te rindes...
- Si lo quieres ver así...
- ¡No! Me estás vacilando. Te he formulado una pregunta sencilla, te he mostrado mi dolor y tú no te niegas a contestarme.
- Lamento que creas eso, pero ya te he dicho que no hay ninguna respuesta que pueda ser útil para ti en este momento.
- ¿Por qué?
- Porque no hay respuesta capaz de calmar el dolor de una pregunta formulada desde el rencor.