jueves, 18 de octubre de 2012

Salva


Durante toda mi vida he intentado satisfacer las necesidades de aquellas personas a las que quiero. Muchos dirán que he antepuesto sus necesidades a las mías, pero yo no he tenido esa sensación porque me he sentido libre de hacerlo porque quería, de alguna manera siempre me ha llenado ver a los demás felices. Tú dices que mi nombre debería ser Salva, a mi no me gusta, no deseo llamarme así, sobre todo porque detecto cierta ironía en tu actitud, pero no sé como demostrarte que merezco llamarme según mi nombre.
Yo no tengo la culpa de haber tenido tan mala suerte con la gente con la que he topado, todos orgullosos y egoístas, que sólo saben aprovechar aquello que les llega de mi sin plantearse si a mi me supone algún tipo de esfuerzo. Estoy de acuerdo contigo en que soy responsable de aquello que decido hacer y de permitir determinadas conductas a los demás.
De verdad que lo he intentado, lo he hecho, pero no puedo soportarlo, cuando dejo de estar pendiente de los demás me siento vacío, anulado, sin sentido. Y esa sensación es mucho peor que la tristeza que me llevó a pedir terapia, incluso es peor que la soledad.
¿Y si me estoy equivocando? ¿Y si no lo he intentado lo suficiente? Tal vez sólo haya sido mala suerte, no haber dado con las personas apropiadas, y si es así, mi mala suerte no puede ser eterna, algún día tiene que cambiar. Tal vez me haya desilusionado y dejado arrastrar por la tristeza... Las últimas semanas antes de iniciar la terapia no era yo mismo, había perdido mi alegría habitual, esa que me caracterizaba. 
Te he de agradecer que en estas pocas sesiones la haya recuperado, creo que has sido parte importante en ello, y ahora ya soy fuerte para hacer las cosas por mi mismo, como siempre he sido yo, con un par de cojones.
Como te he dicho muchas veces en estas semanas, yo sólo necesito a alguien que me quiera de verdad, alguien que vea mi potencial, que sepa respetar lo que soy y que no venga a aprovecharse de mi. 
Ahora, con todo lo que he aprendido en la terapia, me siento más capaz para no repetir los errores, así que seguiré yo solo, puesto que lo que tú me proponías no me hará encontrar el amor verdadero, sólo me hará encontrar sucedáneos, ya que yo no sería yo mismo.
Supongo que respetarás mi decisión a pesar de no compartirla, y te pido disculpas por decírtelo por carta a decírtelo en sesión, pero tengo la sensación de que le darías la vuelta a la tortilla con tus preguntas, y yo volvería a sentirme confuso y, ahora que te escribo, lo tengo verdaderamente claro.

Un abrazo

Xxxxxxxxxxxxxx

Pd.- tengo claro que no me llamo Salva...