lunes, 29 de julio de 2013

Pasivo agresivo: escala intermedia



"El verdadero poder no reside que los demás hagan
 lo que tú quieres, es que hagan lo que quieres
creyendo que hacen lo que ellos quieren"

Como en todas las cosas de la vida, el ascenso a la escala intermedia como pasivo agresivo implica un gran poder, y este poder conlleva una gran responsabilidad. Por tanto no se puede utilizar de cualquier manera ni con cualquier persona. En esta entrada podrás encontrar un par de estrategias que te serán muy útiles para consolidar tu ascenso en esta escala y no perder a la gente de tu entorno. Pero no perderles no implica que te amen más, implica solamente que no te dejen. Lo del amor es otra cosa distinta, para eso tienes muchas otras entradas en este blog...
La escala básica se basa en el control de las relaciones mediante el silencio, pero si esta estrategia no es suficiente tendrás que pasar a una estrategia diferente, deberás provocar un conflicto en el que sólo tú puedas ganar. 
¿Cómo se consigue esto? Es muy fácil, en el mundo de los psicólogos esto se conoce como doble vinculo y consiste en dar dos mensajes a la vez, por dos canales diferentes y que sean opuestos entre sí. ¿Un ejemplo? Cuando estés con un amigo haz el siguiente juego: dile "choca esos cinco" y cuando vaya a darte la mano le dices "uno a cero" burlándote un poco de él. Lo más normal es que tu amigo se quede sorprendido/enfadado, y aquí habrás de ser rápido, ofrécele la mano otra vez. Si te dice que no, dile que si no te aprecia, si piensa rechazar tu ofrecimiento, cuando vaya a darte la mano, retírala rápidamente y di "dos a cero". Si consigues desarrollar el juego lo suficiente como para llegar a un marcador de más de 10 - 0 se puede considerar que tienes posibilidades como pasivo agresivo. Evidentemente tu adversario ha de pasar por todas las fases de la alteración: sorpresa, risa incómoda, alteración, bloqueo y enfado. Luego has de distraerlo para que se olvide de lo que ha ocurrido, pero no de cómo se ha sentido.
A partir de aquí se trata de jugar con esta posibilidad, pero básicamente se trata de dar dos mensajes a la vez, uno a nivel verbal y otro a nivel de conducta. Lo importante es que los dos mensajes se contradigan entre sí, de manera que cuando el otro escoja una de las opciones nosotros podamos pasarle la otra opción por la cara. 
¿Otro ejemplo? Regálale a tu pareja dos prendas de vestir, la misma pero de diferentes colores, por ejemplo, una corbata blanca y una roja. Cuando se ponga la roja para que veas que le ha gustado tu regalo, le dices que si no le gusta la blanca. Y te quejas de que ya sabías que te habías equivocado al escoger ese color. Si decide cambiar para que veas que no, le dices que eso lo hace para hacerte creer que eres tonta, o, si quieres seguir con el juego, le dices que sabías que la roja no era una buena opción. Verás como se desquicia fácilmente...
La perfección llega cuando integras el silencio con el doble vínculo, das poca información y el otro se altera, no por lo que has dicho, si no por lo que piensa que podrías llegar a decir. ¡Pero tú no has dicho nada!
A partir de aquí se va a tratar de aplicar esta sencilla estrategia a cualquier conflicto que tengas con una  persona significativa de tu entorno e ir perfeccionándola. Has de recordar no utilizarla con cualquiera, esta es una estrategia de gran poder y si te pillan el truco no te quedará más remedio que subir de nivel, y eso ya es peligroso si no estás preparado.
¿Cuál es el principal peligro de esta escala? Como he dicho antes, el abuso, o que no te la creas suficientemente. Lo importantes es que cuando apliques esta estrategia no olvides poner en práctica la impasibilidad que aprendiste mediante el silencio de la escala básica.