La principal diferencia entre quedar con un amigo/a e ir a
un psicólogo es que el psicólogo está entrenado para dos cosas que la mayoría
de las personas que conocemos no lo están: escuchar y hacer pensar.
Entiendo que mi argumento es flojo si no lo demuestro pero,
¿cómo puedo demostrarlo sin verte en persona? Bueno, ante el reto me puse a
pensar y me acordé de un capítulo de Los Soprano en el que queda reflejado de una manera muy clara este conflicto. Os pongo en antecedentes antes
que veáis los vídeos.
Toni Soprano ha dejado de ir a su
psicóloga, sus ataques de ansiedad van a más cada día que pasa, y no entiende
por qué, ya que él considera que su vida está en un excelente momento.
Como él desprecia la idea de volver a terapia por orgullo, empieza a probar lo que podríamos llamar “vías
alternativas” y se sincera con uno de sus mejores amigos, y esto es lo que
ocurre:
El amigo comienza bien, escucha atentamente y le da un
feedback adecuado y significativo, pero es una conversación “crítica”, en la
que se habla de crisis, y por ello se incomoda, entonces necesita evadirse saliéndose por la tangente. No está
acostumbrado a hablar de crisis que no sean suyas, y Toni Soprano, que está
acostumbrado a ser escuchado, se enfada. Pero como son buenos amigos, insiste,
pasa toda la tarde con él ya que un buen amigo siempre te dará las horas necesarias…
Todos sabemos que mayor cantidad no implica necesariamente
mayor calidad, y falta de calidad siempre deja insatisfecho a quien es
mínimamente exigente.
¿Qué hace que una conversación sea terapéutica o de
calidad? Sobre todo la capacidad de
escuchar al que habla dejando que sea él quien controle la conversación, pero
será el psicoterapeuta quien apuntille con las preguntas oportunas, que son las
que harán pensar.
Analicemos a continuación lo que ocurre y, sobre todo, la
reacción de Toni Soprano cuando más tarde vuelve a tener una visita con su
psicóloga:
¿Qué hace la Dra Melfi significativamente diferente de lo
que ha hecho su amigo?
Escuchar, gestionar los silencios, tolerar las provocaciones
y sobre todo preguntar con intención (sin miedo a la respuesta).
Y ahora, por favor, si eres de los que cree que el mejor
psicólogo es un amigo/a, averigua si tus amigos y amigas tienen estas
capacidades, no sea que te veas amistosamente frustrado.