lunes, 28 de octubre de 2013

Imbeciliano

"Nunca discutas con un imbécil, te obliga a descender 
a su nivel y ahí, te vence por experiencia" Mark Twain

Podría haberme molestado en buscar el número aproximado de idiomas que se hablan en estos momentos en el planeta, pero, ¿para qué? La verdad es que me da pereza, porque a pesar de que voy a hablar del idioma más hablado de todos, en cada país y en cada región tienen su propio dialecto y esto hace que los imbéciles no nos podamos comunicar fácilmente entre nosotros si no compartimos territorio.
¿Me incluyo en el grupo de imbéciles mundial? ¡Por supuesto! ¡Y a ti también! Todos somos imbéciles, o mejor dicho, todos lo somos en algún momento de nuestra vida. La principal diferencia que hay es el grado de imbecilidad que nos caracteriza, hay personas que casi no son imbéciles y hay gente que dota a la imbecilidad de una nueva dimensión, la elevan a un nuevo tipo de arte. Evidentemente quiero creer que yo soy relativamente poco imbécil, y estoy seguro que tú también, puesto que un imbécil de verdad no lee un blog de psicoterapia ni de casualidad, pero ese es otro tema.
El arte de vivir la vida es sencillo si tenemos claras las prioridades, y una de ellas debería ser no perder el tiempo en aquello que no nos conviene o que no nos puede aportar nada significativo. Y en este punto es donde entra el imbeciliano como idioma en sí mismo. Porque, sea en el idioma territorial que sea, el imbécil sustenta toda la estructura de su idioma en una única palabra, en un único verbo: entender.
En concreto en su forma negativa: "no entiendo", y claro, es que no pueden entender, porque al entendimiento y aún más allá, a la comprensión, sólo se llega si uno paga primero el peaje del respeto. En realidad el "no entiendo" en el que se sustenta el imbeciliano quiere decir algo más complejo, aunque ellos nunca lo digan/reconozca/se atrevan: "no entiendo porque no haces las cosas como yo creo que deben ser hechas/dichas/pensadas".
Si no te das cuenta que estás hablando con alguien que habla una versión más contundente del imbeciliano que tú, lo más probable es que acabes en un bucle eterno de frustración muy similar a un nudo gordiano y del que sólo podrás salir de una manera, asumiendo que no te entiende. Y por supuesto, asumiendo que tú eres tonto por no hablar tan bien imbeciliano. ¿O no? 
Tal vez sea que además de ser muy imbécil, sea tonto...