lunes, 14 de octubre de 2013

La historia de Pobrecito

Esta es la historia de Pobrecito, y de su resignada pareja. Obviamente no se llama así, pero en su círculo más íntimo ya no le llaman por su nombre, le llaman Pobrecito.
Pobrecito fue una vez alguien con ilusiones, con ganas de vivir, alguien a quien no le importaba arriesgarse para conseguir aquello que se proponía. Su pareja lo recordaba muy bien. O tal vez no. Tal vez desea que una vez hubiese sido así. Para ella ya es imposible saberlo.
La historia de Pobrecito en la actualidad es un universo caótico que dificulta su avance, que impide que esté satisfecho, que sea mínimamente feliz. Y por supuesto, su pareja tampoco. Ella lleva años en la sombra, luchando contra todas las inseguridades, contra todos los miedos de Pobrecito, con la única esperanza de que sí consigue estar un poco a su altura, él se dará cuenta de que ella está ahí. Y no sólo para el sexo, aunque últimamente ni para eso.
La vida de la pareja de Pobrecito es un cúmulo de esfuerzos, de sacrificios, y de frustraciones que la han acabado por enviar al limbo de los que viven resignados. Porque aquellos que viven resignados viven una vida diferente, similar a estar en el limbo, esperando que las circunstancias cambien... o morir esperando.
Obviamente Pobrecito no se da cuenta del estado en el que se encuentra su pareja, bastante tiene con todo lo que tiene que soportar él. Él es el centro de su mundo, y sus necesidades de seguridad no se ven satisfechas, no obtiene satisfacciones de ningún tipo, o al menos las satisfacciones que él considera que debería recibir. Por eso nunca está satisfecho, nunca es bastante para su ego, provocando una actitud de desgracia que los demás han acabado por confundir con su persona. "Pobrecito, ¡cuánto trabaja!", "Pobrecito, ¡cuánto sufre!", "Pobrecito, ¡cuánto se esfuerza!", "Pobrecito, ¡qué sólo está!", "Pobrecito, ¡me da una pena!"
De esta manera su pareja no lucha por su propio bienestar, lucha por la pena que siente ante lo que pueda sentir Pobrecito.
Pero, ¿qué ocurrirá si Pobrecito llega a la conclusión de que su pareja le resulta un lastre porque ha encontrado un nuevo Pilar en el que apoyarse?
No lo penséis mucho, ya os lo digo yo. Pobrecito no tendrá el más mínimo miramiento, la más mínima misericordia, pena o remordimiento en echar a su pareja de su vida. Por lo sano.
¿Cómo se sentirá ella? Al principio confusa, y al final indignada, pero como siempre quiso entender a Pobrecito y ahora ya no entiende nada, se consumirá por dentro, se retorcerá de manera que dejará de vivir pensando en el futuro y sólo pensará en el dolor del pasado.
¿Y Pobrecito? No os preocupéis por él, él siempre está bien, siempre deja una liana para coger otra... Su estrategia es la de las sanguijuelas, chupar la sangre la y la energía de quien tiene al lado.
Tal vez algún día su pareja se dé cuenta de que que cuando le parecía un pobrecito, lo único que estaba haciendo era esperar a que pasase una nueva víctima por su lado...