lunes, 13 de enero de 2014

La maleta de las huidas

- ¿Qué te gustaría hacer?
- Salir huyendo.
- ¿Hacia dónde?
- No lo sé. Me da igual. Dónde sea...
- Ese es el principal problema de las huidas, que nunca se decide hacia dónde y tampoco se decide qué llevar con uno. Supongo que se hace todo de una manera tan precipitada que acabas llevándote todo aquello que no deseas. Si te llevas lo que no debes haya donde huyes es posible que acabes repitiendo la misma historia otra vez por utilizar los mismos referentes.
- ¿Qué quieres decir?
- Que tal vez no deberías pasarte la vida huyendo sin tener preparada una maleta con lo que quieras llevarte para la huida. Así podrías decidir tranquilamente que deseas llevar contigo.
- Pero si yo preparase una maleta no sería una huida, entonces sería una evitación o una salida consciente...
- ¿Y qué tiene eso de malo?
- Que sería como vivir las situaciones de mi vida con una posibilidad de salir, y entonces no las viviría del todo.
- ¿No? ¿Por qué? ¿No es lo mismo que haces ahora?
- Creo que ahora vivo las cosas de una manera mucho más intensa, hasta las últimas consecuencias porque sé que puedo huir en el último término. Hacerlo como tú dices es vivir sabiendo que te dejas una puerta abierta, es evitar, no es vivir del todo...
- La verdad es que la diferencia parece poco significativa salvo por el hecho de lo que arriesgas.
- ¿Lo que arriesgo?
- Bueno, tal vez hay situaciones que no vale la pena que vivas hasta las últimas consecuencias, que hay posibilidad de darse cuenta antes de que conviene abandonar. Tal vez el hecho de huir y volver a construir toda tu realidad sea una posibilidad no tan barata como estabas creyendo...