lunes, 7 de abril de 2014

Singularitis

- Tal vez es que haces un planteamiento inadecuado, tal vez es que pretendes acercarte a quien prefiere mantenerte alejado.
- Claro, de eso ya me he dado cuenta, pero ¿por qué lo hace?¿por qué no me aceptan?
- Puede ser que el problema no lo tengas tú, tal vez el problema es de la otra parte. Si ese es el caso no puedes hacer nada para acercarte.
- ¿Qué problema crees que pueden tener?
- Singularitis.
- ¿Disculpa?
- Se trata de una inflamación de la singularidad. Tal vez la otra parte considera que es especial, diferente, alternativa, y que tu presencia le restaría singularidad al grupo...
- Eso es lo que no entiendo, ¿cómo voy a restar si yo sólo pretendo aportar?
- Bueno, tal vez tus posibles aportaciones son percibidas como algo menor, algo que incluso en el caso de merecer la pena supondría un precio demasiado elevado porque restaría identidad al grupo, y esa identidad para ellos es tan singular que les define como grupo más allá de las posibles aportaciones externas.
- ¿Por qué es eso un problema para ellos si soy yo quien lo sufre?
- Tu sufrimiento es debido a que te das cabezazos contra un muro creyendo que hay una puerta, cuando te des cuenta que tu deseo de acceder a esa porción de la realidad no te legitima a ello, comenzarás a vivir mejor. La frustración es mejor que no se convierta en impotencia... En cambio ellos, si siguen con esta estrategia y desprecian todo aquello ajeno a su singularidad identitaria, acabarán por enquilosarse. Y eso, para un grupo humano, es la muerte en vida.

Gracias a Pere Esteve por la idea...