- ¿Cómo te encuentras hoy?
- Bien, bueno, quiero decir que me encuentro un poco mejor...
- Bueno, ¿cómo de mejor?
- Un poco mejor, pero no lo suficiente todavía.
- De acuerdo, concretemos si te parece... ¿Del uno al diez que valor darías a tu estado?
- Un cinco y medio.
- ¿Y la semana pasada que valor le diste?
- Un cuatro. He mejorado, pero creo que he de mejorar más.
- ¿Qué puntuación quieres poder calificar a tu situación?
- Querer quisiera que que fuese un catorce, pero si me he de conformar con el límite de diez, creo que un 9,5 estaría bien.
- Me gusta que tengas grandes aspiraciones, que te conformes con poco, eso hará que tengas muchas ganas de mejorar, pero, ¿sabes cómo mejorar?
- Para eso te tengo a ti, ¿no?
- No, yo no sirvo de guía, sirvo de acompañamiento.
- Pues ya me dirás...
- ¿Qué nota sacaste en tu último examen de matemáticas?
- Un cinco, en trigonometría.
- ¿Estás contento con la nota o querrías sacar más?
- ¡Hombre! Yo quisiera sacar una nota mejor.
- ¿Qué tienes que hacer para sacar una mejor nota? Por ejemplo, ¿qué tienes que hacer para sacar un nueve y medio?
- ¿En trigonometría? Tendría que saberme de memoria todas las fórmulas, tendría que hacer muchos problemas para pillar práctica,...
- Tendrías que saber mucho del resto de matemáticas, ¿verdad?
- Sí, claro.
- Pues bien, si eso es así en matemáticas, imagínate cómo debe ser en la vida...
- ¿En la vida? Pero en la vida no hay nada tan específico como en las matemáticas.
- No, no hay nada específico, pero sí que hay normas más generales.
- ¿Por ejemplo?
- Creo que es muy difícil disfrutar de una buena vida si uno no sabe lo que busca... ¡O si tiene miedo a encontrarlo!