- ¿Le has perdonado?
- No. No puedo.
- ¿Por qué crees que no puedes?
- No lo sé... es muy doloroso, cada vez le veo es como si... no sé. No puedo.
- ¿Qué crees que pasaría si pudieras perdonarle?
- La verdad es que no creo que cambie demasiado la cosa porque lo hecho, hecho está. Y eso no lo va a poder cambiar ningún perdón.
- Entiendo... Tal vez lo que estamos valorando sobre el perdón es una cuestión de perspectiva temporal.
- ¿Qué quieres decir?
- Básicamente que el perdón no sirve para arreglar las cosas ocurridas en el pasado como parece que crees tú. En mi opinión el perdón sirve para facilitar que ocurran cosas en el presente y en el futuro.
- En mi presente ya están pasando cosas...
- Sí, cosas que no te resultan agradables, cosas que están impregnadas de recuerdos dolorosos.
- ¿Cómo no me van a doler? ¿Cómo no lo voy a recordar?
- Creo que perdonar es algo parecido a condonar una deuda que sabes que no te va a ser pagada.
- ¡Es que me jode tener que ir a perdonarle! ¡Encima de todo tengo que ir a perdonarle!
- No tienes que ir, el perdón es algo personal, es algo tuyo, es un regalo. Tu regalas tu perdón, y ya sabes lo que opino de los regalos, son un placer de quien los da, no un mérito de quien los recibe.
- ...
- También creo que si le perdonas podrás salir de este bucle de sufrimiento. Como te he dicho antes, perdonar es dejar de intentar cobrar una factura que te deben y que sabes que va a ser difícil cobrar. Vas a tener que dedicar mucho tiempo y energía y es posible que el caso de que te la paguen acabes descubriendo que has gastado más de lo que has cobrado. Si le perdonas, podrás guardar su recuerdo en el almacén de los recuerdos inservibles, y concentrar tu atención en lo que deseas para tu futuro.
- Por eso hablabas de perspectiva personal...
- Sí. Anclarse en no perdonar por el pasado puede hipotecar seriamente tu futuro.